lunes, 31 de diciembre de 2007

FELIZ AÑO

DOS DESEOS
PARA
EL AÑO
NUEVO:

QUE SE HAGAN REALIDAD
TODOS TUS SUEÑOS.
Y QUE NUNCA PIERDAS
LA CAPACIDAD DE SOÑAR.

A PESAR
DE TODO.
NADA MÁS.
Y NADA MENOS.



ESPEJOS

Imagen: fotografía. "La visita", del Grupo Crónica A veces parece que estemos
en la historia del universo
para conseguir espantarnos
con la escalofriante maravilla
de ver nacer la primavera
bajo silencios de muerte.
La belleza del paisaje
se cubre de intolerancia,
resaltando un distintivo
de sangre esparcida
sobre la tierra profanada.
De esa manera han nacido
muchos huesos que yacen
esparcidos por los rincones.
Infortunados, tristes espejos
donde poder mirarnos
y descubrir constantemente
el dramático fanatismo,
la inmensa capacidad
para causar sufrimiento
de que hacemos gala.

domingo, 30 de diciembre de 2007

LECTURAS


Le encantaba aquél libro. Se sintió tan absorbido por la historia, que cuando se vino a dar cuenta formaba parte de ella.

sábado, 29 de diciembre de 2007

VEINTE CUMPLEAÑOS


Veinte años cumplidos.
Veinte sueños desplegados.
Veinte verdades matizadas.

Veinte anhelos presentidos.
Veinte trances superados.
Veinte amistades selladas.

Veinte futuros asumidos.
Veinte abrazos disfrutados.
Veinte sonrisas regaladas.

Veinte azares percibidos.
Veinte presentes logrados.
Veinte metas alcanzadas.

Veinte misterios intuidos.
Veinte horizontes adjudicados.
Veinte realidades disfrutadas.

Veinte espacios construidos.
Veinte porvenires confesados.
Veinte claridades liberadas...

Y que sean muchos más.


Para Altea, en sus primeros veinte.

viernes, 28 de diciembre de 2007

EL BAÚL DE LAS NOSTALGIAS


En el baúl de las nostalgias
tengo escondida una luna
los libros que me formaron,
y una vieja canción de cuna.

Guardo flores ya marchitas
que perfumaron mi ser
y unas zapatillas de lona
con las que echaba a correr.

Amontono amargos silencios
y algún beso que nunca di,
risas, melancolías y suspiros
por aquél que nunca fui.

En el cofre de mis sueños
voy archivando los restos
de las antiguas heridas,
piezas que se hayan roto
en el corazón y el alma,
por el acontecer de mi vida.

jueves, 27 de diciembre de 2007

EN EL DESVÁN


Desde que descubrió el desván, el niño fue feliz. Más aún cuando encontró la pizarra y las tizas de colores. Lo primero que dibujó fue una gran nube negra, y aún recuerda la sorpresa cuando al cabo de un rato comenzó a llover. Lo achacó a una casualidad, pero pasados un par de días pintó un cervatillo, y contempló por la ventana como el pequeño venado le miraba desde el jardín de su casa... Supo entonces que la magia existía, y había puesto en sus manos un gran poder: Todo lo que dibujaba cobraba vida a las pocas horas.

Por eso había subido hoy y tenía la tiza entre las manos. Aunque un recurso así hay que administrarlo con cuidado. Al niño siempre le gustaron la noche y sus criaturas: Le fascinaba la oscuridad y desdeñaba los miedos que ésta despertaba en sus congéneres. Sabía que esa predisposición la aprovechaban sus padres, dadas las circunstancias. Nunca le permitieron salir al jardín de día, sólo al anochecer, cuando las sombras se convertían en eficaces aliados para ponerlo a salvo de curiosos. Alguna vez le llegaban retazos de sus conversaciones, realizadas siempre entre susurros:

-¿Por qué...penar?
-¿... Pecado... castigase... monstruo...?

A sus diez años, nunca había ido a la escuela, ni jugado con otros niños. Las persianas siempre estaban echadas y los espejos prohibidos. Hacía ya tiempo que lo había entendido todo: Él no era físicamente como los demás. Pero lo que no sabían sus padres era que esa diferencia también estaba en su interior: Tenía poder, y ya era hora de usarlo.
Comenzó a dibujar un paisaje que a cualquier otro le hubiera producido un estremecimiento de temor: Páramos desolados, montañas habitadas por extraños seres, valles poblados por criaturas que jamás veían la luz del sol, grutas tenebrosas... Y bichos. Tantos como se lo permitió su imaginación.
No olvidó dibujar una enorme luna: La reina de un mundo donde jamás amanecería, sumergido en las tinieblas como en un abrazo que no tiene fin. El único universo donde podría ser feliz y nadie le señalaría con el dedo. La cruel y desalmada luz del sol acabará desterrada para siempre y dará paso a la belleza de la oscuridad.
Acabada la obra, una sonrisa deforme aparece en su cara. Muy despacio, saboreando aquél crucial momento, se tiende sobre la pizarra con los ojos cerrados. Tiene un instante de duda, pero son sólo unos segundos: Sabe que ocurra lo que ocurra, siempre será mejor que lo que tenía hasta ahora...

miércoles, 26 de diciembre de 2007

RECUERDA

Imagen: Grafiti Día de la mujer
Recuerda que también existes
en el espíritu de mis poemas,
parte de tu vida está sembrada
con el calor que esconde cada verso
recordando el aire que respiras,
la generosidad que ofreces al mundo,
y la ropa que le arrancas a tu piel
cuando tu corazón topa con mi alma.
Recuerda que mi sitio es al otro lado
de las defensas, las suspicacias
los rumores vacíos, la nostalgia,
los portones que dan la espalda
a la libertad que otorga la confianza.

Recuerda que más allá de las sombras,
vives porque te redacto y te habito.
Aunque sea este el país de las dudas,
nos coarten la libertad de los sueños,
y nos fatigue la lucha del día a día,
también podemos ser los personajes
de nuestro propio universo poético
convertidos en mentiras de verdad,
supervivientes de la insidia del destino.
Sabemos de la fragilidad de la vida,
las utopías, el futuro y las ilusiones;
pero siempre sabemos reconstruirnos
marcarnos en la piel nuestros empeños,
y esperar pacientes los momentos,
porque es preferible poco y felizmente
que mucho en un culto a la desolación.

Sepamos tratar ese libro con esmero,
porque una sola página del mismo
vale por todos los colores y matices
con los que pueda describirse la alegría.

martes, 25 de diciembre de 2007

EN SOLITARIO

Había sido su decisión, pero a veces era duro estar tan solo: A los que corrían distancias cortas no les pasaba nunca.

lunes, 24 de diciembre de 2007

RAMALAZOS DE LLUVIA


Hoy se agitan por mis recuerdos
ramalazos de un pasado oxidado,
y al estremecerse esa penumbra
sobre las aguas donde se sostiene
la columna vertebral de las emociones,
me suscribe sin reservas la lluvia.

A lo lejos se circundan los adioses
mientras dentro se agita un eclipse,
como la letanía de aquél viejo blues
desgarrando ramalazos de tristezas
por no encontrar una rosa sin espinas
en las lágrimas de la liturgia del alma.

Se despueblan las nubes en la tierra
mientras siento afianzarse la tormenta,
triste homenaje a la memoria y al silencio,
como un grito de turbación en el paisaje
de los que ya no están, los que se han ido
pisando los charcos en medio de la tarde.

Mañana reverdecerá la paz de los sueños
y volveré a ser un peregrino de mi mismo
intentando, como todos, transfigurar el futuro.
Pero a estas alturas ya he logrado averiguar
que pocas cosas son las que se eternizan,
las costas siempre acaban por oscurecerse
y el transcurrir imperturbable de los meses
susurrará la resolución final de sus víctimas.

domingo, 23 de diciembre de 2007

RELATOS DE NAVIDAD


El año toca a su fin y aún quedan unos días por delante para hacer balances, pero ahora toca lo que toca: La Navidad. Unas fiestas en que la alegría y la tristeza se dan demasiadas veces la mano, y que en el hemisferio desarrollado del planeta han terminado en símbolo del consumismo y el gasto desmedido, precisamente lo contrario de lo que en teoría significaban. Pero conservar algo de la inocencia que afortunadamente nos acompaño en la infancia, es signo de cordura e inteligencia. Intentemos serlo también aquí. No se me ocurre mejor manera que obsequiarles con unos pocos relatos ambientados en esta época del año, que espero sirvan para hacerles pasar un buen rato. El nuevo es el que lleva por título “Mi mascota”. Los demás ya son antiguos y fueron en su día publicados en mi blog anterior, aunque están ligeramente retocados. Y un tercero ha sufrido variantes para enmarcarlo en esta festividad, pues originalmente no era así.
Que sea mi forma de agradecer a los amigos que visitan habitualmente este espacio su deferencia, pero también de saludo a los que llegan a él por casualidad. A todos felices fiestas y mis mejores deseos para este 2008 que está a punto de comenzar.

FÍN DE AÑO


Mi amiga hablaba con voz muy queda, concentrada en si misma mientras yo llenaba de nuevo las copas con cava...

-No puedo evitarlo. Me gusta. Nunca me he atrevido a decírselo, pero sé que ella lo nota. El acuerdo no escrito es que somos amigas, pero hay entre las dos una duda sobre si aún nos faltase un último tramo de camino por recorrer... La siento tan cercana, algo invisible nos une. Sé que posiblemente sea una ilusión que nunca llegará a concretarse, quizás porque los límites de la amistad tienen sus reglas no escritas. Traspasarlas podría significar perder lo conseguido y me gusta demasiado la delicia que significa rozarnos con los ojos...-
Hizo una pausa. Tenía la mirada perdida. Tomó un sorbo de cava, suspiró, y continuó hablando:
-De todas formas, sueño con un beso. Algo para lo que imagino que nunca estará lista. ¿Crees que ella lo habrá pensado también alguna vez? Ninguna de los dos ha insinuado nada, ni en nuestras conversaciones ni en los gestos. ¿Se habrá sentido tentada por traspasar la frontera de lo cómodo y predecible? Posiblemente no: Tiene una vida organizada. Una familia. Ni por asomo valgo yo tanto como para ponerlo en riesgo ¡Hay, estas malditas dudas!... Si sólo sería un beso. ¿Tanta transcendencia puede llegar a tener a un acto tan simple?
-Ten cuidado – Le dije. – No siempre podemos controlar las consecuencias de nuestros actos. En realidad, casi nunca. Y tienes que pensar que hay dos eventualidades: El antes y el después. –
- No entiendo. Explícate mejor...
- Pues está claro: El antes, porque puede que baste sólo que le muestres claramente la intención de besarla, como para que te baje del pedestal de buena amiga donde estás ahora. Y el después, porque dos labios al juntarse hacen que broten fuerzas poderosas: Si descubre que tienes el poder de hacerle sentir cosas... Ten por seguro que eso es una fuerza incontrolable. De un sentimiento así, pueden surgir huracanes.
-¿Pero y si descubrimos que no nos importan las consecuencias? Ya sabes lo que pienso de este estúpido mundo de respetos, que son sólo miedos y temores. ¿Acaso no es mejor dejarse de monsergas morales que nos reprimen? ¿Y si necesita algo que la haga sentirse bien, y yo puedo dárselo?
- Ya. ¿Pero y si te das cuenta tarde de que malinterpretaste las señales y luego no bastan las disculpas? También tienes que contar con esa posibilidad.
-Lo sé, tío. De sobra que lo sé. Pero no me importa que la frontera esté llena de minas.
-Entonces creo que la cuestión está más clara de lo que piensas. Olvida la seguridad, despeja las dudas, y deja que lleguen las certezas. Caminarás durante unos segundos por el filo de una navaja... Sin saber lo que te espera al otro lado del abismo. Pero si dices que ella vale la pena, ¿qué mejor razón puedes tener para hacerlo? Brindemos porque el precio a pagar no sea demasiado alto.
-¿Por qué no? Al fin y al cabo, si la cosa sale mal, ya tengo a alguien a tiro para echarle la culpa. –
-Serás malvada... Ya te daré yo a ti culpas, capulla... –

Iniciamos un nuevo capítulo de aquellas supuestas peleas que tanto nos gustaban. Al fin y al cabo era Fin de Año, y se suponía que estábamos en la fiesta para divertirnos... La noté más relajada, como si el peso que la aplastaba se hubiese disuelto entre nuestras risas. Se la veía radiante, una belleza por la que cualquiera moriría.

-Tú sí que eres un amigo. ¿Qué haría yo sin ti? No entiendo como puedes tener tanta paciencia conmigo y mis neuras-

Evidentemente, no pude explicarle la razón. Yo sí que era un cobarde, traicionando por enésima vez los consejos que con tanta facilidad le daba a ella. Cada día me costaba más disimular mis sentimientos. Pero no sería justo. Sabía de sobra que no sería justo que los supiese... De nada iba a servir, dadas las circunstancias. Así que esperamos que sonasen las campanadas, y volvimos a brindar por el nuevo año, que para ella empezaba con nuevas esperanzas mientras que para mí llegaba con las mismas resignaciones de siempre.

SOLO DE NAVIDAD


Lo peor de las fiestas eran las obligaciones, los compromisos sociales: Con la familia, los amigos, los compañeros de trabajo. Necesitaba urgentemente un cambio de aires y tomar un respiro para recargar las baterías del ánimo. Por eso había decidido reservar dos semanas de sus vacaciones para esas fechas y pensaba aprovecharlas perdido en algún lugar remoto para volver a la rutina ya con el año estrenado.
Decidió que sería en la montaña, algún sitio poco conocido donde pudiese oxigenarse con tranquilidad y sosiego. Buscó información y descubrió un pequeño pueblecito, donde en una casa rural ofrecían alojamiento y comida en Navidad por un precio casi ridículo. Así que llegado el momento metió lo imprescindible en el coche y partió con el ánimo exaltado de un chiquillo que se lanza a la aventura.
Fueron horas de relajada conducción, las masificaciones quedaron atrás y el paisaje fue cambiando hasta toparse con las primeras estribaciones montañosas. El frío del crudo invierno empezaba a hacerse sentir, y por la radio avisaban de la llegada inminente de una tormenta. Dudó en seguir adelante al recordar que al final no había comprado las cadenas para las ruedas, pero decidió correr el riesgo...
La nevada lo sorprendió en plena carretera de montaña, en un lugar apartado del mundo que desconocía por completo. Su preocupación aumentó unos cuantos grados cuando el vehículo comenzó a patinarle en cada curva, al mismo tiempo que soplaba cada vez más fuerte la ventisca, el termómetro bajaba en picado, y el frío se hacía sentir a pesar de tener puesta la calefacción a tope.
La cosa tenía pinta de ir para largo y empeoraba por momentos. Conducir en aquellas circunstancias comenzaba a ser un riesgo demasiado grande. Se arriesgaba a acabar tirado en alguna cuneta o quedarse bloqueado sin tener a quién recurrir porque hacía tiempo que no se veía un alma a la redonda.

- Genial – pensó, -esta va a ser una noche muy larga –

Tenía que tomar una decisión rápidamente, porque la cosa podría ponerse muy fea. Recordó que algunos kilómetros más atrás había entrevisto entre la nieve que empezaba a cubrirlo todo un pequeño camino que se adentraba en la espesura. Igual era el acceso hasta alguna casa de campo. Aunque no hubiese nadie, podría intentar entrar de alguna manera, y si lo hubiera, el problema quedaría definitivamente solucionado.
Con un suspiro resignado, dio la vuelta muy despacio. Decidió no internarse con el coche por aquella vereda, por si no daba a ningún sitio y encima fuese imposible dar la vuelta. Al abrir la puerta, la violencia de la tormenta le hizo estremecerse. Pero tras unos minutos de caminata obtuvo el premio de entrever la silueta de una vivienda. No se veían luces, pero valía la pena acercarse. En la puerta encontró un cartel que ponía:

- “Bienvenidos. Seguramente les habrá sorprendido alguna nevada. Todos los años pasa lo mismo. Nosotros estaremos fuera hasta Año Nuevo. Por favor, no rompan nada. La llave está debajo de la alfombra. Hay comida suficiente en la despensa. Sólo les rogamos que cuiden la casa y tengan la amabilidad de dejar algo de dinero como pago”. –

Aún sin haberse repuesto de la sorpresa buscó maquinalmente la llave, que encontró efectivamente donde la nota indicaba. Lo primero que distinguió al entrar y encender las luces fue un gran árbol de Navidad colocado cerca de la chimenea...

- ¿Es posible que aún quede gente así por el mundo? – Pensó. –Pues gracias a su generosidad creo que, después de todo, estas van a ser unas buenas navidades-

sábado, 22 de diciembre de 2007

EL ÁRBOL DE NAVIDAD


Nunca se imaginó que las navidades podrían llegar a ser tan amargas. Salió a pasear por el parque, no soportaba estar encerrado entre las paredes de su casa y necesitaba sentir un poco de aire fresco antes de volver al hospital. En la habitación 301 se encontraba su hijo desde hacía varios días, conectado a una multitud de tubos que trataban de mantenerlo con vida, aunque los médicos no sabían si llegaría a despertar del coma. Ver aquél ser diminuto que tanto quería en semejante estado le destrozaba el alma. Ni su mujer ni él podían casi comer o dormir. Todo su mundo se había derrumbado cuando aquél coche se le echó encima al niño, que salía feliz y contento después de haber gozado de lo lindo en la fiesta de Navidad del colegio.

Navidad. Este iba a ser el año en que los dos se encargarían de los adornos en casa. Lo habían planeado bien: Ir al mercadillo de la plaza, comprar un árbol nuevo, bolas brillantes, luces de mucho colores... Que lejos quedaba ahora todo eso, había perdido por completo cualquier sentido.

Suspiró hondo. Se dejó caer en el banco donde se sentaba siempre que iban juntos al parque y dejó por primera vez que las lágrimas aflorasen en sus ojos. Lloró todo lo que no había podido llorar aquellos días de angustia. Un ligero sonido le sacó de aquél trance. Frente a él se encontraba el gato que, en palabras de su mujer, había decidido adoptar a su hijo desde hacía unos meses y que con toda naturalidad se instaló en casa. El niño lo adoraba. Imaginó que el animal no entendía muy bien qué ocurría, dónde estaba su amigo y la tensión que se respiraba en casa.

Se le subió a las piernas, siempre mirándolo fijamente. Muy despacio le puso una de sus patas delanteras en el pecho y volvió la vista hacia su izquierda. A lo lejos se distinguía la iluminación del gran árbol que el ayuntamiento colocaba cada año en la plaza. El animal volvió a dirigir su miraba directamente hacia sus ojos... Era un momento mágico, como si le estuviese enviando de aquella manera un mudo mensaje. Entonces entendió...

Echó a correr hacia el mercadillo y allí se hizo con un árbol y todos los adornos que pudo encontrar. Su hijo llevaba semanas ilusionado con una navidad de luces y colores, y la tendría. Con el coche cargado, se dirigió al hospital y ante al asombro de los que con él se cruzaban, tomó el ascensor. Al abrirse las puertas en el tercer piso, se encontró a su mujer hecha un baño de lágrimas, intentando llamar por teléfono.

- ¡¡No contestabas al móvil, corre, ven!! – le gritó alegremente. -¡¡ El niño se ha despertado!!

Y ya en la habitación lo encontró, aún con aspecto débil, pero sonriendo y sentado en la cama.

- Hola, papá. ¿Cuándo vamos a montar el árbol de Navidad? – Le preguntó...

EL CUADERNO


Se fue despertando poco a poco. A medida que la claridad llegaba, se hacían realidad las siluetas de las cosas. Sabía que aún era pronto y estiró la mano. Allí estaba ella y se reencontró con su piel desnuda. La acarició suavemente sintiendo de nuevo la maravillosa sensación que sabía transmitirle...
La tarde anterior habían estado paseando por el parque, bajo el resplandor mágico de la iluminación navideña. Hablaron mucho, se contaron todo lo que aún quedaba por contar, y concluyeron transformar la tristeza en una conjunción final de pasiones. Allí, como regalo de despedida en las últimas fiestas que pasarían juntos, le regaló un cuaderno en blanco con una pequeña dedicatoria. Quiso que las páginas fuesen el símbolo de una nueva vida y se convirtiesen en el vínculo que les seguiría uniendo, si ella decidía usarlo para escribir sus historias, sus sueños, o incluso utilizarlo como una especie de diario.

-Lo que sea, mientras te sirva de compañía, mientras pueda convertirse en un instrumento que te ayude a combatir esa soledad que siempre sientes-.

Ella se lo agradeció con una sonrisa triste y una mirada tierna.Y ahora, mientras la sentía aún dormida, intentaba encontrar respuestas que se le escapaban por las rejillas del destino. Escuchó su respiración pausada y notó como sus labios somnolientos contestaron a su búsqueda de ternura. Aún no se había ido y ya sentía que la echaba de menos.
Se obligó a levantarse, y un rayo de sol acudió a saludarlo. Recogió su ropa, su pequeña maleta de viaje, y mientras su figura atravesaba la puerta se dijo que era mejor irse en silencio, para evitar la agonía de la despedida. Al cerrar supo que definitivamente le acompañaban un montón de recuerdos, que se acurrucarían en su almohada cada noche para hacerle muecas burlonas al olvido y acudirían prestos a su memoria cada vez que contemplase alguna foto de las últimas navidades compartidas.
Mientras se alejaba, sonó de fondo un despertador. Al momento escuchó pasos en el pasillo: La voz que tanto había amado pronunciaba su nombre repetidas veces. Efectivamente era ella que se acercaba rápidamente con el cuaderno en la mano. Se arrojó literalmente en sus brazos, mientras llorando le decía:

- Gracias, gracias, gracias…Y Feliz Navidad para siempre...-

viernes, 21 de diciembre de 2007

MI MASCOTA

Golfo era un perro callejero que deambulaba por las calles del barrio donde mis padres fueron a vivir cuando se casaron. Lo conocieron enseguida, era toda una celebridad entre la chiquillería, pues nunca existió un animal más cariñoso con los niños que él. En aquella época yo no había nacido, pero fueron tantas las historias que me contaron después, que conozco su vida y sus costumbres como si yo también las hubiese vivido. Sabías donde encontrarlo a determinadas horas: A la entrada y la salida del colegio rondaba por los alrededores, lameteando y jugando con sus amigos, que le adoraban. A partir de las cinco de la tarde su terreno pasaba a ser el parque, donde las madres solían llevar a los niños a pasar un rato. Las noches..., nadie supo donde las pasaba hasta que mis padres, también enamorados del chucho, decidieron construirle una pequeña caseta en el jardín. Alguna vez intentaron dejarlo dentro de casa, pero Golfo era un espíritu libre: Sabía demostrarles su cariño, pero en la calle estaba su vida.
El tiempo fue pasando, y unos años después nací yo. Perdonen, que no me he presentado: Me llamo Alicia, como la del cuento. Quizás por eso me gusta tanto escribir historias, y esta, que forma parte de los recuerdos de mi niñez, trata de un animal que lo fue todo para mí en los primeros años de mi existencia: Mascota, compañero de juegos y paciente vigía que no pasaba un segundo sin demostrarme su amor incondicional y desinteresado.
A los tres días de haber nacido, a mi madre le dieron el alta en el hospital, y volvimos a casa. Albergaban dudas sobre la reacción de Golfo al conocerme. Existía el peligro de que hiciesen aparición los celos, pues a esas alturas era el rey del hogar. Nada más lejos de la realidad: Cuando me acercaron a él con cuidado, dicen que me olisqueó durante unos momentos, contempló a mis progenitores con esa mirada única que tenía, y se puso a dar saltos y ladridos de puro contento por la novedad que se incorporaba a la familia. Sus intereses cambiaron: Se instaló desde el primer instante debajo de la cuna, y durante días no hubo forma de que abandonara su sitio, excepto para hacer sus necesidades perrunas.
Desde que tengo uso de razón, siempre estuvo ahí. Costó hacerle entender que a partir de los tres años hube de incorporarme a la guardería. Pero luego era el primero en esperar detrás de la puerta de casa para acompañarme a clase, yo siempre orgullosa de llevarlo con su correa. De esa manera, mi integración en la vida escolar fue como la seda: Golfo se encargó de solucionarlo con los que serían mis compañeros. Después fui creciendo al mismo tiempo que mi amigo envejecía. A los siete años yo era una pecosa rubia bastante desinquieta y Golfo entraba en la tercera edad canina. Ya no podía acompañarme al colegio, y sus salidas se limitaban a dar unos pasos por el jardín. El resto del tiempo permanecía en su colchoneta, dormitando.

-Está viejito- me habían explicado mis padres.
Yo me preocupaba cada vez más, pues cuando intentaba jugar con él, me miraba con ojos tristes y movía la cola como para indicarme que le era imposible. Cuando llegaron las navidades de aquél año, su salud acabó por deteriorarse del todo. Mi padre tenía que alzarlo un par de veces al día para llevarlo al jardín y traerlo de vuelta en brazos porque no le quedaban fuerzas. El veterinario diagnosticó que el final se avecinaba, que padecía de una artritis generalizada y le funcionaba mal el corazón. Aunque mis padres intentaron mantenerme al margen, me pasaba junto al perro todo el tiempo.
Cuando falleció, mi mundo pareció desplomarse. Aún lo recuerdo: Era el 22 de diciembre y por la radio sonaba la cantinela del Sorteo de la Lotería de Navidad. La noche anterior no había podido dormir, y me levanté cuando ya no se escuchaban ruidos en la casa. Me acerqué a Golfo, que gimió al verme, le abracé y nos dormimos juntos. Ya no se despertó.
Allí nos encontraron mis padres por la mañana, me recogieron con cuidado y me llevaron a la cama para organizar lo que vendría cuando me despertase: Lloré como nunca antes lo había hecho. Por primera vez supe que el amor que puedas sentir por un ser vivo, no le salva de la muerte. Nunca averigüé como se enteraron de la noticia, pero pronto mis amigos fueron llegando y obtuve un poco de consuelo al darme cuenta de que mi mascota supo ganarse el cariño de todos. Se organizo un improvisado entierro en un descampado cercano y pude entrever como mi padre hacía esfuerzos para disimular las lágrimas, cuando lo depositó en el agujero que iba a ser su última morada.
Pasaron llenos de tristeza los días que faltaban para Nochebuena. La carta a Papá Noel sólo tuvo un deseo: Que Golfo volviese conmigo. Vinieron a cenar a casa mis abuelos, que intentaron darme los ánimos que no tenía. Pedí irme a acostar pronto, y mi abuela me acompañó para arroparme, como hacía cada vez que estaba en casa. Sus últimas palabras antes de abandonar la habitación se me quedaron grabadas en la memoria:

-No desesperes, Alicia. Ten confianza en Papa Noel: Has sido una niña buena y seguro que hará lo posible por concederte lo que has pedido-
Me dormí con ese pensamiento en mi mente, llena de esperanza y de nervios. Recuerdo una especie de entrevela en que me pareció ver a un anciano solemne de barba blanca y ropajes rojos que me sonreía con un guiño de complicidad...
Al levantarme por la mañana, eché a correr hacia el salón. A los pies del árbol había una enorme caja adornada con un lazo rojo... Algo se movía en su interior. El corazón se me salía del pecho cuando la abrí: Dentro había un diminuto cachorro que se puso a dar saltos y agitar la cola al verme. Lo advertí enseguida: Tenía la misma mirada inconfundible de inteligencia y ternura de Golfo. Un enorme grito de alegría me salió de lo más profundo de la garganta, mientras mis padres y mis abuelos reían. Lo tomé con cuidado entre mis brazos, y cuando recibí su primer lengüetazo ya no tuve dudas de quién era.

jueves, 20 de diciembre de 2007

APOSTASÍAS

Imagen: "Squared minded", óleo de Mª José Fernández (Maluk)
Los dioses acopian siglos de silencios,
puede que miren hacia otra parte,
o simplemente ni siquiera existan.
Esa es la verdad de su proceder,
aunque los haya que argumenten
que guardan la esencia de la vida,
confundiendo la solemnidad del ahora.

Pero si verdaderamente existieran
decidieron no responder las plegarias
y nos dejaron en el filo de la navaja.
Así que decidí su despido fulminante,
deslindé mi alma de la pila bautismal
para volar liberado de ídolos de barro,
y de las tiranías morales de sus fieles
que pretenden convertirnos en sombras,
mansos corderos en la paciente mirada
de una hueca promesa de eternidad,
o atroces justicieros de un único dogma.
Ética y moral no han de estar selladas
por razones bastante más terrenales
de lo que sus intermediarios expresan.

Por ese conjunto de desatinos afirmo
que Dios no es mi mentor, ni mi modelo,
y sostengo que tampoco soy su espejo:
estoy forjado a imagen y semejanza
de mi mismo y los que me importan.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

PAZ Y FELICIDAD




Llegamos a unas fechas en que los términos paz y felicidad están en la boca de todos. Deberíamos preguntarnos qué significado tienen para cada uno, saber cual es el sentido que le damos cuando expresamos tal deseo a los demás.
Es posible que el único grado que da la experiencia sea asumir que el gen de la verdadera felicidad se descubre al alcanzar la paz de espíritu. Pero no es una tarea sencilla. De la necesidad intrínseca que tiene el ser humano de descifrar ese enigma, se sustentan en parte religiones, filosofías, terapias, sectas y sicologías. El problema es que en su carrera hacia el futuro, la humanidad ha extraviado demasiado el camino de perfección interior, y ha llenado con demasiadas necesidades el morral de su existencia: bienestar, prosperidad, suerte, salud, seguridad, certezas, verdades, amor... Sumémosle la capacidad innata que tenemos desde tiempos inmemoriales por crear todo tipo de conflictos, guerras, conquistas, y catástrofes, y el resultado es lo que tenemos: Una sociedad insatisfecha, que crea individuos que son un fiel reflejo de ella misma.
La solución está en lo sencillo: En el plano que nos relaciona con los demás, la cuestión primordial es vivir y dejar vivir. Nuestras razones son tan válidas como las de los otros, partiendo de esa premisa y manteniendo el respeto mutuo como bandera, habremos conseguido evitar muchas de las disputas que agrian las relaciones sociales.
El otro asunto pendiente se refiera al plano más personal. Cuestión no menos complicada, porque a lo largo de nuestra vida nos vemos obligados a renunciar a demasiadas expectativas sobre nosotros mismos como para sentirnos satisfechos. Por eso es vital entender cuáles son las metas verdaderamente importantes: ¿La profesional? ¿El éxito social? ¿El reconocimiento general? ¿El poder o el dinero? Demasiadas preguntas, demasiados condicionantes. Aunque las respuestas están a nuestro alcance, si verdaderamente nos preocupamos por encontrarlas. Y todas tienen que ver con alcanzar un cierto grado de paz y tranquilidad. He aquí algunas que creo que puedan servir:
Una: Sentirse bien con uno mismo, lo que significa aprender que las decepciones en determinados aspectos de la vida no son motivo de naufragio. Alguien dijo una vez que son muchos los quieren cambiar la sociedad, pero pocos los que se atreven a cambiarse a si mismos. Así que nadie será un fracasado si puede mirar directamente a los ojos de los demás sin sonrojarse demasiado.
Otra: Saber reírse de uno mismo, que es la mejor manera de no tomarse las cosas demasiado en serio, aunque algunas verdaderamente lo sean. También es importante que la injuria se vacíe de contenido siendo los primeros en reírnos de ella. Asimismo le ocurrirá al elogio, el mayor peligro para el enaltecimiento propio. Eso sí que es saber relativizar, y no se imaginan lo que cuesta conseguirlo.
Una tercera: Elegir bien con quién relacionarse. La verdadera familia no se lleva en la sangre, sino que se va conformando con el paso de los años y se consolida con los lazos de la amistad. Si se logra reunir un grupo de personas que merecen de verdad que se les quiera, se posee un tesoro que deberíamos saber valorar porque será para siempre. Lo que puede perfectamente no ocurrir con el amor, que es un sentimiento bastante más veleidoso de lo que comúnmente se piensa. El amor es libre, como los gatos –si se me permite el símil-. Aceptarlo significará disfrutar cuando está cerca, y tomarlo con una cierta ecuanimidad cuando decida dejarnos.
Cuarta y última: Discutir no soluciona nada, muy al contrario: Las broncas lo complican todo, y cuanto mayores son, más difícil se pone encontrar una solución a los problemas. Mejor actuar como el protagonista del chiste: "Usted, ¿no se enfada nunca? ¡No! ¿Por qué? Pues porque no discuto con nadie. Oiga, no será por eso... Bueno pues, no será por eso".
No me dirán que como receta no están mal los consejos. A punto de atravesar la frontera del medio siglo, he decidido ponerlos en práctica. Pero como ya les he comentado, cada uno es muy libre de poner los ingredientes que crean necesarios, que el que esto suscribe está muy lejos de sentirse poseedor de la verdad. Vivir y dejar vivir, ya saben...
Por cierto, que entre tanta reflexión se me olvidaba: Felicidad y paz para todos en las festividades que se avecinan.

martes, 18 de diciembre de 2007

NUEVO LIBRO: Mar de Fondo


Permítanme la osadía de pensar que hay personas que por motivos que no alcanzo a comprender tienen el arrojo de visitar este blog asiduamente. Esos insensatos lectores habrán podido comprobar que en los últimos tiempos ha habido un tema recurrente en los relatos y poemas que se hayan podido encontrar: El mar. Ahora podemos entender la razón, más allá de que la estabilidad de la mente del autor –al que conozco desde que nació- no me ofrezca confianza alguna.
Pero no desvariemos, que para eso ya tenemos al susodicho. Como decía, hay un motivo: Se estaba gestando la aparición de un nuevo libro, el cuarto en la pequeña historia personal de lucha constante que el escritor ha de tener para darle un sentido propio al lenguaje escrito.
Como se explica en la portada, la idea surgió casi de forma natural, pues algún lector ya le había advertido de su tendencia a que el mar formase parte de su obra de alguna manera u otra. Por otro lado, la prosa se ha ido haciendo un hueco en su corazoncito, así que el reto fue intentar unir relatos y poemas en un mismo ejemplar y teniendo al mar como marco y fondo de la obra.
El resultado ya está a disposición de todos: Mar de Fondo es el título. Como siempre, habrá una pequeña edición en papel (un libro siempre será un libro, cuestiones digitales aparte), pero también puede descargarse de forma completamente gratuita a través de la red. Para los que tengan la descabellada idea de que pueda resultar interesante hacerse con un volumen, aquí tienen la dirección para conseguirlo:


http://www.infonortedigital.com/index.php?target=publicaciones/index.php&seccion=29

Recordar por último que en la web de referencia se encuentran también las obras anteriores:

Poemas y un cuento, Antología de la Esencia de las Cosas y Corazones y Epidermis.


lunes, 17 de diciembre de 2007

SUPOSICIONES

Imagen: Foto de Katryn Huxtable
Supongamos que las cosas
pueden ir a mejor
porque aún nos queda
mucha vida por delante.
Imaginemos que los lunes
también podrían ser
fin de semana,
y que nos atrevemos
a hacer algo más
que lo de costumbre...
Vamos a suponer
que la sangre
no se nos congela de tristeza,
en un aproximarse
de las sombras
hacia el infinito interno.
Presumamos que volverán
las sonrisas que volaban
en las noches de verano,
cuando no había miedo
a perder lo que fuimos....
Podríamos también suponer
que la esperanza
continúa en la pelea,
renunciando a inclinar la tez
como modo de vida.
Podríamos suponer
que es el momento de subir,
de celebrar que aquí estamos,
y reincidimos gustosos
en apostar el corazón
en la celebración del amor...
Si fuéramos capaces
de reinventarnos de esa manera,
puede que aún las cosas
lleguen a ser diferentes...

sábado, 15 de diciembre de 2007

SUSPIROS

Cuando los sueños
se desvanecen,
emergen los suspiros,
y acaban echando raíces
enormes, retorcidas,
que nos devoran el alma
hasta consumirnos.
Es entonces cuando
lo que fuimos
y lo que pudimos ser
nos deja para siempre:
Habremos de aprender
a aceptar a otra persona,
nacida de nuestra renuncia.
Un desconocido yo,
que nos exigirá el esfuerzo
de asumir la humillación
que en el aire de la noche
nos convertirá en espectros,
sumisos y dóciles esclavos
con su cargamento a cuestas
de esperanzas rotas,
decepciones y fracasos.

viernes, 14 de diciembre de 2007

SORPRESAS


Desde la tarde anterior, un embriagador sentimiento de felicidad le había inundado el corazón. Aparentemente, nada podía borrar la sonrisa tonta que se le había fijado a la cara.
-Será porque la vida la sonreía y él tenía que devolverle el regalo- pensaba.

Nunca hubiese imaginado que una sensación como aquella pudiese existir: Borracho de alegría, con la adrenalina circulando sin cesar por sus venas. Al fin se había decidido a dar el paso que tantas dudas le planteaba, y las cosas no pudieron haber salido de mejor manera: La respuesta de ella fue digna de la mejor de las historias de amor. Cuando le dio el ramo, ella se había arrojado a sus brazos, y le entregó los labios para un beso que casi los dejó sin aliento.
Aún notaba su sabor en la boca. Sin poder dormir, se levantó antes del alba para desfogar la tensión acumulada corriendo por el parque. No recordaba tanta energía en su cuerpo. Después de una hora de trote ligero al compás de la música que le llegaba desde los auriculares, contempló como amanecía un día radiante de sol. La música y las sensaciones que ardían en su cuerpo se entremezclaban y le revoloteaban por dentro.
Con tantas emociones no se dio cuenta de los dos jóvenes que le seguían. Ni el bate de béisbol que uno de ellos llevaba en la mano. Cuando atravesaba una zona de espesa arboleda, un golpe en la cabeza le sorprendió mortalmente. En un instante todo estalló: la música, sus esperanzas, la imagen de la chica, la resplandeciente mañana... Quedó hecho un ovillo entre la hojarasca del otoño, mientras la canción que sonaba en aquél momento por el MP3 se alejaba en manos de los agresores...

jueves, 13 de diciembre de 2007


Sintió el frío del cañón de la pistola en la sien. Fue entonces cuando supo que la historia se acababa.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

30 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE JAVIER FERNÁNDEZ QUESADA

Imagen de Javier publicada en "La Opinión de Tenerife" El tiempo vuela a veces a una velocidad pasmosa: Hoy se cumplen 30 años de un suceso que conmocionó a la sociedad de esta isla y en el que, como tantos otros protagonistas anónimos de aquél día, me sumido entre la sorpresa, la rabia mal contenido y el dolor profundo: Hoy es el treinta aniversario del asesinato de Javier Fernández Quesada en las escaleras de entrada al edificio principal de la Universidad de La Laguna. Una víctima más de la transición democrática en España, de una época de transición, en que las fuerzas tardías del franquismo se resistían a dar el paso a las libertades. Nunca se ha castigado al culpable.
Corría la mañana del 12 de diciembre de 1977. Estaba siendo una semana convulsa en la isla, pues a la huelga que los trabajadores del transporte regular llevaban manteniendo desde dos meses atrás, se le habían sumado el sector tabaquero y el de los congelados del muelle. También estaban revueltas las cosas en la refinería. Los trabajadores en lucha recibieron el apoyo de los estudiantes universitarios, que convocaron una huelga general de la enseñanza y jornadas de lucha en La Laguna, ciudad sede de la universidad. A los que no vivieron esa época es necesario explicarles lo que aquella situación significaba: España se encontraba estrenando un parlamento democrático, nos encontrábamos en plena transición, y nadie tenía muy claro aún en que iba a parar todo aquello. No se habían roto los lazos con el franquismo, pues muchos personajes públicos relacionados con el mismo, ahora medraban en los distintos partidos políticos que creaban el centro y la derecha. El ejército era una constante amenaza de involución, los grupos fascistas se hallaban enaltecidos... Por todo ello, las huelgas no eran como ahora. Iban contra la patronal, eso es evidente, pero también tenían un fuerte contenido político, pues se culpaba a los gobiernos de la falta de libertades, y la policía era el símbolo más palpable y cercano de la represión de 40 años de dictadura.
El día de autos había comenzado en los alrededores de la universidad como uno más de aquella semana: Policías y estudiantes enfrentados en las calles. Por un lado, balas de goma y gas lacrimógeno; por el otro, piedras e insultos. Carreras, gritos, humo, confusión... Moneda corriente desde hacía días, pero que aumentaba en intensidad por la frustración que suponía no conseguir los objetivos previstos. Para las autoridades, herederas del sistema anterior, era difícil digerir que aquél conglomerado de obreros, estudiantes y militantes de la extrema izquierda reunidos en la llamada Asamblea de Sectores en Lucha, se estuvieran haciendo con el control de las calles. Se estaba planteando un desafío en toda regla al orden establecido, y el gobernador civil de la provincia en aquellas fechas y hoy diputado de Coalición Canaria, Luis Mardones, pidió refuerzos policiales y autorizó – o hizo oídos sordos a lo que ocurría, que viene a ser lo mismo- a que la represión se endureciera.
Sobre el mediodía la situación parecía haberse tranquilizado. Los grupos de estudiantes ya se habían recogido al recinto universitario y un grupo de guardias civiles se encontraban por los alrededores del campus, sustituyendo a los antidisturbios que necesitaban un descanso. Sin medir provocación alguna, alguien dio la orden de entrar en la universidad a sangre y fuego: Los impactos de las balas aún pueden verse en la fachada del edificio, pero eso fue lo menos importante. Aunque el resultado de la comisión de investigación creada en el Congreso para estudiar los hecho habló de disparos al aire, dos jóvenes de los allí presentes fueron alcanzados. Uno, Fernando Jaezurría, resultó herido en un hombro. Javier Fernández Quesada no tuvo tanta suerte: Una bala le atravesó el esternón y le causó la muerte. Otro asesinato inútil, absurdo y salvaje en los estertores del franquismo, que nunca tuvo un responsable.
Javier tenía 23 años y hacía poco que había acabado el servicio militar. Provenía de una familia de comerciantes de Las Palmas y decidió reanudar sus estudios de Biología en la Universidad de La Laguna, donde estudiaban también otros dos hermanos suyos, Carlos y Ricardo. Le gustaba escribir y le apasionaba lo que ahora conocemos como senderismo. No estaba directamente implicado con el movimiento huelguista, pero su compromiso social y político y el ambiente en que se movía le impulsaba colaborar en los actos que se convocaban.
Los momentos posteriores al suceso fueron de total confusión. El cuerpo de Javier yacía en la escalinata y la balacera continuaba. Alguien enarboló un pañuelo blanco pidiendo una tregua para acercarse a la figura caída. Al cesar los disparos, varios estudiantes recogieron el cuerpo y lo metieron en el hall. En las tareas de reanimación participó un estudiante de medicina que luego acabó siendo Presidente del Gobierno de Canarias, Román Rodríguez. Pero fueron inútiles.
Fue trasladado al cementerio de La Laguna. Hasta allí trasladó la policía a sus hermanos, donde pasaron el terrible trámite de reconocer el cadáver. Afuera se agolpaba la gente y la indignación subía enteros por momentos... Aún la familia hubo de pasar los trámites para el traslado a su lugar de origen, entre burlas de los agentes y multitud de inconvenientes. Horas después, un refuerzo de 250 policías llegaron de la península para hacer frente a lo que se avecinaba... La situación llegó a un punto muy parecido al estado de excepción: Se suspendieron las clases en la universidad y los incidentes se multiplicaban por todos los rincones participando incluso muchos que se mostraron en su momento contrarios a las huelgas. La policía tomó las calles con una violencia nunca vista: Atacaban incluso a los vehículos que llevaban crespones negros en señal de duelo, destrozando faros y cristales...
Después vino el manto de silencio, la complicidad de las autoridades para tapar los hechos, las presiones a los testigos... La vergüenza de que 30 años después al tramitarse la Ley de la Memoria Histórica, el caso de Javier estuviese en un tris de quedarse fuera de las reparaciones y reconocimientos que instituye, porque la fecha límite quedaba establecida en el 6 de octubre de 1977, día en que se promulgó la Ley de Amnistía. Habrían sido 77 días de diferencia. Una iniciativa a ultimísima hora a raíz de una enmienda del propio Román Rodríguez, actualmente diputado por Nueva Canarias, y con el apoyo decidido del socialista Julio Pérez tinerfeño Secretario de Estado de Justicia, conseguirá corregir el grave error, a través de la vía de la Ley de Acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado, que extiende los efectos de la Ley de Memoria Histórica hasta el 15 de diciembre.
Coalición Canaria ni se interesó por el asunto en Madrid. Su portavoz en el Congreso, Ana Oramas, votó a favor de la Ley pero sin acordarse de este caso, pese a que se produjo en la ciudad de la que es alcaldesa. El otro diputado de CC se abstuvo: Luis Mardones ya había adelantado que lo iba a hacer por razones personales. Recordemos que era el gobernador civil de la provincia cuando ocurrieron los hechos.

martes, 11 de diciembre de 2007

DEL VIVIR Y EL MORIR EN LA MAR


La gente del mar
ha sabido elegir bien
donde hacer realidad los sueños
y cómo ha de vivir.
El morir es otra cosa,
una incógnita
que les será desvelada
a su debido momento
como a todos los demás,
pero que no les obsesiona.
Los viejos marinos saben
que han de estar preparados
cuando llegue la hora
del último naufragio.
Es la razón fundamental
de su escaso equipaje
y que se despidan de tierra
libres de ataduras,
pues no existen Penélopes
en el horizonte de su vida:
Prefieren ser abrazados
por un cálido y efímero pubis,
amar a anónimas sirenas
en algún remoto puerto,
despreciando los oídos sordos
que un día les hizo un tal Ulises,
necio capitán donde los haya...


Mi más sincero homenaje a uno de mis mitos
más queridos: Los hombres de la mar.

lunes, 10 de diciembre de 2007

MÁS SOBRE INMIGRACIÓN


Reflexionar sobre una cuestión tan importante como la inmigración ilegal que llega a nuestras costas puede resultar descorazonador. Dejemos a un lado por una vez el aspecto más dramático y espectacular del tema –el viaje en barca y las condiciones en que llegan- y pasemos a echar un vistazo a lo que está sucediendo una vez que están aquí. Cuestión, por cierto, que pocas veces llega al gran público, y cuando lo hace es de una forma interesada, porque es donde el continente europeo muestra de nuevo su cara más insolidaria. Y cuando me refiero a Europa, no hablo de un ente abstracto, sino que me refiero a todos: Desde los medios de comunicación, donde sólo salen noticias de los “ilegales” cuando hay muertes o sucesos de los que alguno puede llegar a ser protagonista. De los políticos, que aprovechan estas cuestiones para medrar en busca del rédito fácil. O de los europeos de a pié, que caen en la trampa de considerar a los sin papeles como un peligro en cuestiones como el trabajo o la seguridad ciudadana. En Canarias sabemos mucho de todo esto porque somos territorio fronterizo y hemos de batallar con estas cuestiones día sí, y otro también.
Analicemos las respuestas que se le está dando a esta situación:
Lo primero y lo más sencillo, es quitarse a los recién llegados de encima cuanto antes. O deportación, o que el vecino se las apañe con ellos. Esta política del avestruz se complica cuando se trata de menores porque la ley impide las deportaciones, con lo que en las islas sólo queda el recurso de culpar a las demás autonomías o al gobierno central por insolidarios. Así podemos quejarnos de falta de financiación cuando no se piden las ayudas en tiempo y forma, o se derrocha el dinero en empresas que van de ONGs por la vida, y enmascaran suculentos negocios particulares haciendo el trabajo que debería ejecutar la administración: Estupenda manera de convertir un problema mal gestionado en un arma electoral de primera fila, algo que se está convirtiendo en moneda corriente en el gobierno de Paulino Rivero.
Pero hay menores que se quedan entre nosotros. No se preocupen ustedes, que el sistema se autorregula en caso de necesidad para aprovecharlo todo: Lo primero es mostrarles las ventajas del consumo. Es sencillo enseñarles a comprar porque la tentación es grande, así que se reparten cheques regalo o una paga para engancharlos pronto, a pesar de la opinión en contra de sus educadores. Por otro lado deben ilustrarse en un español básico (lo imprescindible para entender las órdenes) y aprender a trabajar en los peores sectores: Moldeamos de esa manera a un futuro trabajador domesticado, que aceptará lo que sea con tal de mantenerse entre nosotros convertido en un eficaz consumista.
Un sistema fantástico el que se ha montado. Cuantas ganancias proporciona: Gana el advenedizo que les organiza el viaje, el partido político que logra sacar tajada del problema, la ONG que antepone los beneficios al bienestar de los menores y los empresarios que les venderán libertad a cambio de bajos salarios y marcas comerciales. No pueden negar que es un negocio redondo. Y por si a alguno se le ocurrieran ideas peligrosas, no está de más fomentar las actitudes racistas de la población, mostrando a estos chicos como cabezas de turco de las carencias e injusticias que el sistema económico conlleva...

Una última reflexión a raíz de una noticia que está pasando desapercibida: La Comisión de Derechos Civiles del Parlamento Europeo acaba de aprobar una propuesta de directiva presentada por el eurodiputado conservador alemán Manfred Webwe y que de inmediato será planteada al Pleno, por la cual se autoriza a los estados miembros a encerrar un máximo de 18 meses a los inmigrantes que van a ser deportados. El proyecto de 'La expulsión y retención de inmigrantes sin papeles' fue aprobado por 46 votos a favor y 5 en contra. Algo realmente inaudito cuando estamos hablando de una falta administrativa, pues ninguna legislación europea considera delito la inmigración irregular. Recordemos que cuando Nicolás Sarkozy aprobó en 2003, durante su mandato como Ministro del Interior en Francia, ampliar el período de retención de 12 a 32 días, se montó un escándalo por parte de la oposición de izquierda e incluso por parte de la mayoría gobernante. Ahora, cuatro años después, todos los grupos en el Parlamento Europeo, incluyendo la izquierda, están a favor del plazo de 18 meses. No me digan que no avanzamos: El problema para los inmigrantes es que lo hacemos como los cangrejos.

domingo, 9 de diciembre de 2007

DECIR SEXO


Sexo es compartir un laberinto de deseos,
explorar juntos las esquinas del placer,
estremecerse en el encuentro de dos pieles
donde las ropas sobran, y tu naturaleza
se me muestra cual es: tersa y suave,
con arrebato de amar y ser amada,
de poseer mientras el sudor te impregna
con ardientes gotas que afloran cristalinas
desbocando sentimientos desatados,
remontando las pendientes del goce
hasta encontrar las delicias más íntimas,
en un lecho colmado de formas ardientes,
de cuerpos sin dueños, libres de tabúes,
sinfonía de caricias hechas suspiros,
en cada movimiento sutil, en cada jadeo,
homenaje espontáneo a las sensaciones
que recorren tu nuca, te gatean por la espalda,
dominan tu boca y te cubren los senos eternos,
abren el grifo de la ansiedad que encuentro
en el vértice ardiente donde tus muslos nacen,
la guarida que me lleva dentro, muy adentro
al profundo, sorprendente, y pasmoso universo
que escondes en los rincones más recónditos,
mágico santuario donde se nutren de luz
y sensualidad animal todas mis percepciones.

sábado, 8 de diciembre de 2007

DESNUDEZ HERIDA


Una tempestad de hielo
le atraviesa la piel herida,
mientras se siente morir
con el roce de unas manos
terribles como garfios,
que lastiman sin piedad
sus pechos temblorosos,
entre sollozos de angustia
y alaridos de silencio.
El monstruo que la aplasta
asesinó su desnudez,
la despojó de esperanzas
y ha traído hasta su cuerpo
la suciedad del mundo,
infectado de saña y deseo.
No hay amargura, ni lágrimas,
ni lugar para un sentimiento
que aplaque a la bestia.
Se apagaron las súplicas
y se desgarra por dentro,
percibiendo el horrible virus
que le descuartiza el alma
en jirones de tinieblas.

MICRORELATO: SUSPENSE

Inauguramos hoy una nueva sección, a petición de algunos lectores: Microrelatos. La verdad es que no es nada sencillo contar una historia en una frase. Se intentará estar a la altura, aunque espero que haya un poco de paciencia hasta tomar rodaje en este campo. empezamos:


Cuando la oscuridad se hizo absoluta, se le encendieron todas las luces de alarma...

viernes, 7 de diciembre de 2007

CAYUCOS: TODO SIGUE IGUAL


Terrible semana la que estamos pasando con la llegada de cayucos a Tenerife. El 6 de diciembre se celebraba el Día de la Constitución. Día de fiesta para la democracia en España, pero la sonrisa por el acontecimiento se torció en rictus de amargura. En la noche previa arribaron dos embarcaciones con subsaharianos a Tenerife. Las condiciones físicas de los que llegaron eran terribles. Hasta los miembros de los equipos de auxilio se estremecían al comprobar el estado de aquellas personas. A tres de ellos la ayuda les llegó tarde: En uno de los cayucos se encontraron dos cadáveres (a lo que se ha de sumar la confirmación del fallecimiento de uno de los hospitalizados), y en el segundo, otro más. Se me han agotado ya las palabras para describir este infierno. Sólo queda la rabia por lo que está sucediendo. Y el desprecio que crece como una marejada imparable hacia los que cierran los ojos, se atreven a decir que les obliguemos a dar la vuelta, o los utilizan como moneda de cambio para obtener réditos políticos. Hoy les escupo a la cara mi denuncia. Aunque no sirva de nada, pero les acuso: Son como estatuas de sal, indiferentes al sufrimiento ajeno, a todo lo que no sea el egoísmo infinito de sus vidas vacías. Si alguna vez ha podido tener algún sentido el término extranjero es para con estos indeseables, no con los desgraciados que vienen en las barcas de la muerte. Porque estos últimos podríamos ser nosotros, si no hubiéramos tenido la suerte de vivir donde vivimos, o lo hubiéramos hecho hace cincuenta años.
Claro que llegan con los bolsillos y los estómagos vacíos. ¿Acaso vendrían si no fuese así? Pero traen su esperanza, su ánimo inquebrantable, su valentía y sus ganas de luchar. Y evitarán que esta sociedad empobrecida moralmente por la opulencia y el consumismo se nos resquebraje definitivamente y acabe por tragarnos a todos.
Ya ven. Y eso que no quedaban palabras. Pero las hay, aunque sea repetir lo expresado una y mil veces. También están las imágenes que ha distribuido la agencia Efe, aunque se nos rompa el corazón al contemplarlas. Y la admiración sin límites por los que se encuentran en la primera línea de combate en la batalla por conseguir que arriben sanos y salvos. Una vez escuché la declaración de un guardia civil del mar, que expresaba mucho mejor que yo este sentir, por venir de alguien como él: Decía que los que llegan en los cayucos no son delincuentes, sino inmigrantes. Por lo tanto, lo fundamental es ayudarlos, que para las cuestiones legales siempre habrá tiempo después... Es la reflexión de alguien que les ha mirado a los ojos y que, por tanto, sabe de lo que habla. En estos días de luto, reconforta saber de corazones como ese.
Porque está la otra cara de la moneda, que llega de políticos relevantes de Coalición Canaria. Leo con asombro la nueva campaña en que empiezan a embarcarse. Según su versión, el parque de viviendas públicas en Canarias está colapsado porque ha de atender también a las peticiones de los emigrantes. Una auténtica indecencia política que intenta enfrentar a las capas populares de las islas con los que llegan de fuera. La cercanía de las elecciones generales y el nerviosismo por lo que indican las encuestas no otorga semejante derecho de pernada para enmascarar las ineptitudes propias.


¬ Nota: Imágenes del suceso comentado en:
http://picasaweb.google.com/pacogorr/ElDramaDeLaEmigraciN

ORACIÓN MARINERA

Imagen: Mosaico de Poseidón. Siglo III d.c. Túnez
Poseidón nuestro
que estás en los mares,
alabamos tu nombre:
Cuida de nosotros
en las noches de tormenta,
concédenos la paz de espíritu,
trae la tranquilidad
a las aguas
y danos una buena singladura.
Perdona nuestros excesos,
así como nosotros disculpamos
a los que no los disfrutan.
Hágase tu voluntad
en los océanos del mundo,
danos un lecho caliente
y unos brazos apasionados
cuando toquemos tierra.
Líbranos de cualquier atadura
y cuando llegue el momento
de la última travesía,
que el viento sople a favor
para encontrarnos contigo
en las inmensidades marinas.
Por los siglos de los siglos, amén.

jueves, 6 de diciembre de 2007

EL EXPOLIO NAZI DE OBRAS DE ARTE

Imagen: "Adele Bloch Bauer I", de Gustav Klimt
En las páginas de cultura del diario “el país” de este pasado domingo se hizo referencia al expolio de obras de arte que realizaron los nazis entre 1939 y 1945, a lo largo y ancho de la Europa ocupada. Son estos unos hechos que han quedado en un lugar secundario para el gran público en el inventario de ignominias que supuso el nazismo, pero cuyas consecuencias han llegado hasta nuestros días. Hasta tal punto es así, que ha de considerarse un capítulo de ese período de la historia europea que aún no puede darse por cerrado.
A lo largo y ancho de la Europa ocupada se calcula que robaron literalmente centenares de miles de obras de arte, cientos de miles de muebles y millones de libros y manuscritos. No quedaron al margen ni instituciones ni particulares: Iglesias, museos, galeristas y coleccionistas individuales sufrieron las consecuencias. Solamente en Francia se llevaron más de 100.000 pinturas. Hitler y Göering (el segundo en la jerarquía), controlaron directamente estas actividades, que resultaron sumamente lucrativas para los altos cargos del régimen. El plan estaba basado en tres pilares fundamentales: Razones económicas, xenofobia y enriquecer sus propias colecciones.
En el primer capítulo intervenían las obras de los que los nazis consideraban “arte degenerado”. El arte moderno (impresionismo, surrealismo...) estaba prohibido en Alemania, pero le sirvió a los nazis como un método más de enriquecimiento o financiación de la guerra. El propio Göering llegó a realizar hasta cinco viajes privados a París para conseguir obras. Las que despreciaban eran utilizadas en un sistema de trueque o vendidas en Suiza.
Las causas xenófobas son evidentes. Lo mismo que se decidió acabar físicamente con los judíos, había también que hacer desaparecer todo vestigio de su cultura: Se cebaron con gente que abandonó sus casas para huir, había sido internada en campos de concentración o necesitaba dinero para comprar visados y escapar a sitios más seguros...
Por último, quedaba la obsesión por enriquecer las colecciones de los oficiales nazis... Se calcula que para este fin se llegaron a reunir unas 10.000 obras. Algunos robos se efectuaban a la carta. Miembros del círculo más cercano a Hitler llegaron a hacer lo que se ha denominado como “listas de la compra” con instrucciones específicas sobre las obras a conseguir.
Como en el resto de sus actividades criminales, los nazis fueron extremadamente cuidadosos a la hora de documentar sus movimientos: Dejaron constancia de su eficacia, anotando en libros creados para tal efecto todas las “adquisiciones” realizadas (al menos las oficiales), pues habían de presentarlos periódicamente al führer, para que éste eligiera las que deseaba para engrosar los fondos de un museo que pretendía abrir con su nombre. Al acabar la guerra se hallaron algunos que incluso fueron aportados como pruebas en los juicios de Nüremberg. Pero se comenta que llegaron a haber más de cien, y la mayoría no ha aparecido.
Al acabar la guerra se recuperaron un buen número de estas obras, que se reintegraron a los legítimos dueños o sus herederos. Pero miles de ellas quedaron dispersas por el mundo. El mercado del arte se encargó de que fuesen a parar a museos, galerías, casas de subasta y colecciones privadas de Europa y Estados Unidos. Los afectados han reaccionado ante estos hechos de diversa manera: Algunos han pleiteado sin descanso hasta recuperar lo que legítimamente les pertenece, otros siguen en el empeño, y muchos han acabado por abandonar toda esperanza. Las cosas se complican porque en bastantes ocasiones, los que actualmente las poseen se hicieron con ellas sin saber su turbio pasado: Incluso el Reina Sofía –“La familia en metamorfosis” de André Massón- o la Fundación Thissen –“Rue St.Honore, Apres-Midi, Effet de Pluie” de Camile Pissarro- tienen algún ejemplo en sus fondos.
Son casos llenos de connotaciones éticas y de difícil solución legal si los implicados no llegan a acuerdos particulares. Un ejemplo significativo es lo ocurrido con la pintura más famosa de Gustav Klimt, el maravilloso retrato “Adele Bloch Bauer I”, restituido por Austria a la sobrina de la protagonista tras un largo proceso y luego vendido por ésta al magnate de los cosméticos Ronald Lauder, fundador del museo Neue Galerie de Nueva York, dedicado al arte alemán y austriaco. El precio: 112,5 millones de euros, el más alto pagado hasta ahora por un cuadro.
Resulta cuando menos sorprendente tratándose de un régimen tan execrable como el nazi, que para la mayoría de los países europeos este tipo de delitos ya hayan prescrito. No ocurre lo mismo en Estados Unidos, pero en la práctica se necesita un fuerte apoyo económico para hacer frente a los altos costes que supone plantear una demanda de este tipo, un obstáculo demasiado alto en muchos casos. Lo más injusto es que el paso del tiempo es el mayor enemigo de los expoliados: Cada año quedan menos dueños y descendientes vivos y muchos prefieren pasar página definitivamente y olvidarse del tema. Si no se corrige el desafuero en que se encuentra el tema actualmente, de alguna manera los nazis se habrán salido con la suya.
Para ayudar a corregir esa injusticia, el Museo de Israel ha publicado este año en su página de internet-
www.imj.org.il -un catálogo de más de mil pinturas y dibujos rescatados por organizaciones judías. El propósito es que puedan ser restituidas a los legítimos propietarios, así como obtener detalles sobre las que aún están sin identificar. El valor de algunas obras puede superar los 10 millones de dólares.

Libro recomendado: El museo desaparecido – La conspiración nazi para robar las obras maestras del arte mundial, de Héctor Feliciano. Editorial Destino.

MIS PALABRAS


El viaje era en búsqueda de algo que contar,
y quise hacerme acompañar por palabras
que tenía desperdigadas entre los recuerdos,
las experiencias y las lecturas de una vida:

Las encontré al barrer debajo de la cama,
formando parte de imágenes descoloridas
o rociando de aromas las paredes del salón.
Revolví en el fondo de los viejos armarios,
arranqué la adheridas a prescritas cicatrices.
Busqué las que llevaba prendidas en la memoria,
y recordé emocionado las que me narró mi abuelo,
o las que tanto me sorprendieron en los libros.

No podía dejarlas abandonadas a su suerte:
serían mis armas para enfrentarme al mundo.
Las conservé debajo de la gorra, en los guantes,
los bolsillos, y hasta en el interior de los zapatos.

Vano intento: las palabras nacen de improviso
y mueren de olvido cuando su tiempo ha pasado.
Van y vienen, y se muestran esquivas a veces:
cuando se te quedan en la punta de la lengua,
o las olvidas en el momento menos adecuado.
A todas ellas hube de dibujarles su despedida
con puntos y tristezas, con comas y suspiros...