Reconozco que por mis palabras campan la rabia, la extrañeza, la soledad, las miradas y ausencias... Y muchas veces, el pesimismo. Lo siento, pero no pienso pedir disculpas por la falta de compasión: Si la ocasión lo merece, también se desbordan las mejores emociones.
domingo, 30 de diciembre de 2007
LECTURAS
Le encantaba aquél libro. Se sintió tan absorbido por la historia, que cuando se vino a dar cuenta formaba parte de ella.
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