Cuando los sueños
se desvanecen,
emergen los suspiros,
y acaban echando raíces
enormes, retorcidas,
que nos devoran el alma
hasta consumirnos.
Es entonces cuando
lo que fuimos
y lo que pudimos ser
nos deja para siempre:
Habremos de aprender
a aceptar a otra persona,
nacida de nuestra renuncia.
Un desconocido yo,
que nos exigirá el esfuerzo
de asumir la humillación
que en el aire de la noche
nos convertirá en espectros,
sumisos y dóciles esclavos
con su cargamento a cuestas
de esperanzas rotas,
decepciones y fracasos.
se desvanecen,
emergen los suspiros,
y acaban echando raíces
enormes, retorcidas,
que nos devoran el alma
hasta consumirnos.
Es entonces cuando
lo que fuimos
y lo que pudimos ser
nos deja para siempre:
Habremos de aprender
a aceptar a otra persona,
nacida de nuestra renuncia.
Un desconocido yo,
que nos exigirá el esfuerzo
de asumir la humillación
que en el aire de la noche
nos convertirá en espectros,
sumisos y dóciles esclavos
con su cargamento a cuestas
de esperanzas rotas,
decepciones y fracasos.
1 comentario:
ains!!!
No debemos dejar de soñar nunca.
Aleteos!
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