Reconozco que por mis palabras campan la rabia, la extrañeza, la soledad, las miradas y ausencias... Y muchas veces, el pesimismo. Lo siento, pero no pienso pedir disculpas por la falta de compasión: Si la ocasión lo merece, también se desbordan las mejores emociones.
jueves, 13 de diciembre de 2007
Sintió el frío del cañón de la pistola en la sien. Fue entonces cuando supo que la historia se acababa.
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