sábado, 23 de agosto de 2025

POESÍA: SOMOS ASÍ


¿Es debido al lenguaje, 

al inválido anhelo de exceder

el opresivo cerco que supone,

las férreas herraduras 

que nos calza en los ojos

la lengua?


¿Es algo cultural, 

la silla de montar 

que vamos heredando

para subir al mundo 

y cabalgarlo al paso, 

torpemente?


¿O es que somos así, 

una especie incapaz 

de conformarse

con lo que se nos muestra? 

Siempre necesitados

de añadir un adorno, 

de estirar unos metros,

de sazonar, 

para intensificarlos, 

cada ente o momento,

pues no hay nada 

que baste por sí mismo.


Ambición, pretensiones, 

siempre queriendo más

y minusvalorando 

lo que se es y se tiene. 

viernes, 22 de agosto de 2025

POESÍA: HAIKUS

 


No decir nada.  

Cuentan los silencios  

relatos mudos. 

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Amanecida, 

reflejos de cristales

trinos, pájaros. 

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Que solo quede 

el olor del vacío, 

exacto hueco. 

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Mirar arriba, 

y que la luz restañe 

las cicatrices. 

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Al atardecer

se divisa la luna 

en un poema. 

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La compañía 

de los que vuelven solos. 

La nada y yo. 

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Callan los haikus, 

como fértiles surcos 

tras el barbecho. 

jueves, 21 de agosto de 2025

POESÍA: LAS PALABRAS

 


Las palabras

¿De dónde vienen?

¿De qué se alimentan?

Son tan frías y volubles, 

cambian de dueño, 

te traicionan. 

Las palabras

no pueden, ni deberían 

pero nos transforman 

conocen nuestros secretos, 

nos hacen mejores 

o nos mutilan, 

muchas ya no vuelven

ya sin tierra 

perdidas en la memoria, 

desplazadas 

en el subconsciente 

de un recuerdo, 

errantes cabizbajas 

porque un día 

fueron constelaciones

saliendo de tu boca, 

en lo sonoro incluso

después del pensamiento. 

Olas extrañas y desconocidas 

que te transforman, 

a través de las cuerdas 

ves como fluyen 

y lo físico se torna poderoso. 

Mutación. Cambio. 

Sustancia de la realidad 

que se construye 

en cada tiempo habitable 

en cada ruina. 

Organismos vivos 

que se reproducen, 

dictan las normas inclusive, 

nos abducen, 

experimentan 

con los cerebros humanos 

hasta crear su consciencia

su placentera 

y nimia existencia. 

Son la llave maestra, 

las palabras

construyen realidades. 

Las palabras del poeta 

habrían de ser las palabras 

que todos y todas 

podamos pronunciar.

miércoles, 20 de agosto de 2025

POESÍA: ASPIRACIONES


Sé de mi vientre 

que las manos de un dios 

no son más grandes 

que las mías. 

Sé de mi vientre 

que nada cambiará 

en la mañana, 

que la vida que llevamos 

es solo un préstamo 

y alguien habrá de pagarlo, 

que los virus dormidos 

despertarán

y no harán falta 

juicios ni jurados. 

Confío en que el olor 

y la música sean más fuertes

que el Alzhéimer. 


El dolor es un buen maestro, 

de los mejores

si tu altura de miras

te permite sacar

consecuencias positivas. 

El placer se olvida rápido, 

solo se disfruta realmente 

cuando se anhela, 

así el estallido, así la muerte 

que llegue en tromba, 

que no deje huella ni rastro, 

que nadie la nombre

pues su peso 

es el de cien Atlas 

con los hombros en llamas. 


La vida es lo que tomo. 

¿Qué quieres? 

La vida lenta y profunda 

de un poeta desnudo. 

¿Qué tomas? 

El conocimiento 

que quieran darme, 

el amor, la música, 

el latido del volcán

que calienta ceniza, 

polvo de estrellas 

cuerpos yendo y viniendo, 

mis amigos animales,

un cometa, un destello, 

una puerta abierta

siempre al futuro. 



martes, 19 de agosto de 2025

POESÍA: EN HILERA


En hilera los cuerpos.


Como alfileres blancos

ensartados al suelo,

la mujer tiende al aire

las sábanas de hilo.


En hilera las sábanas.


El viento del desierto

esparce arena blanca

en la mirada abierta,

de un cadáver en el suelo.


En hilera los muertos

para luego llevarlos

a improvisados cementerios.


La mujer ya no llora.

Recuerda solamente

que no había en toda Gaza

unos ojos tan negros.


Mientras, el hombre 

intenta apagar

un dolor infinito

bebiendo gota a gota

sus propias lágrimas. 



lunes, 18 de agosto de 2025

REFLEXIÓN: LA PALABRA GRACIAS

"Las tres gracias", de Picasso. 

La palabra gracias abunda, pulula, se cuela en todos los rincones. Gracias tiene muchos significados, pero la enorme mayoría de las veces se la usa para agradecer al interlocutor por lo que ha dicho, hecho, prometido. No muchas palabras se pronuncian con esa frecuencia y, sin embargo, nunca me había preguntado qué decía cuando la decía. Me pasa cada tanto: la extrañeza de dar un paso atrás, cambiar la perspectiva y repensar alguna de esas cosas que uno hace sin pensarlas. Chocar con una palabra, por ejemplo, que siempre dije sin saber qué estaba diciendo en realidad. Así que una vez más tiré del hilo y, como tantas otras veces, apareció una cruz.

Las gracias están muy incrustadas en la tradición de los cristianos: las definen como “un favor o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a cumplir los mandamientos, salvarse o ser santo”. Y, recíprocamente, la “acción de gracias” era la ceremonia con que un grupo agradecía a su dios porque les había dado una buena cosecha, una buena masacre, un buen botín de esclavos, un monarca, alguna de esas cosas que suelen dar los dioses.

En cualquier caso, en el origen, decir gracias era desear gracias: la persona que decía “gracias” a alguien estaba pidiendo a quien reparte gracias que le entregara alguna a quien lo había ayudado. Entonces la cuestión, como tantas en las religiones, queda tercerizada: tú hiciste algo por mí; yo no hago algo por ti sino que pido al superpoderoso que lo haga, que te recompense. Sería, en última instancia, como decir “que Dios te lo pague”. O sea que, en el origen, decir gracias es asumir que hay un ser superior que nos regala cosas y pedirle que se las regale a fulano o mengano. (No es así en todos los idiomas. En portugués, por ejemplo, gente seria, el sujeto agradece diciéndose “obrigado”, aceptando su propia obligación sin esconderse detrás de ningún dios.) 

En la práctica, la palabra gracias puede referirse a cuestiones y magnitudes muy diversas. No debe haber muchas otras que pronunciemos en situaciones tan diversas, con intenciones tan distintas: de lo más formal y distante a lo más verdadero, intenso e íntimo. Usamos la misma palabra para el desconocido que te abre la puerta de una tienda y para el amigo que acaba de hacer por ti el sacrificio que te salva. 

Así, suele ser complicado agradecer en serio. Decir gracias y hacer sentir a alguien que realmente te ha importado lo que hizo requiere muchos adjetivos —mil, millón, muchísimas— o un esfuerzo expresivo importante. Parece tonto pero es muy difícil, y hay quienes dicen que solo dejaría de serlo si usáramos una palabra para el desconocido que te abrió la puerta y otra para el amigo que te salvó la vida. Inventar, dicen, un gracias verdadero para los casos verdaderos y, así, dejar el gastado para las formalidades —o todo lo contrario. Es una idea interesante y, gracias a Dios, nadie le va a hacer caso. Y gracias a Dios, como ha quedado dicho, es una redundancia. 

domingo, 17 de agosto de 2025

POESÍA: VACÍOS


Queda solo el grito 

silente de la piedra

con su eco 

y sus lamentaciones.

Queda la luna 

iluminando los cipreses

en los viejos cementerios

de las afueras.

Quedan los códigos 

de la niebla al anochecer

dando cobijo 

a la desdicha de los fantasmas

y cuando los pájaros 

ya no cantan para nadie.

Quedan las manos 

amarradas al ancla

de los viejos campanarios. 

Son los sueños 

desvanecidos de un presente

sepultado en la indiferencia.

No pasa nadie,

que ya se han ido los vivos,

como muertos a vivir lejos

de su tierra y sus raíces.

A nadie le interesan

estos pueblos vacíos.

Nadie, nadie viene ya

porque son polvo de olvido.

OPINIÓN: UCRANIA


Tras la reunión que han celebrado en Alaska Putin y Trump para humillar a Ucrania y como parte de la inaudita aspiración del último a recibir el Premio Nóbel de la Paz, a mi solo me interesa la dignidad que representa  Volodímir Zelenski. 

Observemos un poco a este hombre: Aquel actor fresco y carismático dio vida a un profesor común que defendía con tanto ahínco los valores y la democracia en clase que un alumno viralizó su discurso y pronto, sin buscarlo ni planearlo, se vio convertido en presidente de Ucrania. En la serie que le hizo famoso, Servidor del pueblo, luchaba como un Quijote ingenuo contra los modos asentados de unos prebostes que habían aprendido a esquilmar todo lo que pudiera depararles el poder. Después, la serie se hizo realidad, él saltó a la política de verdad. Y ganó. Quizá por ello, por su imagen jovial y candorosa, sin ninguno de los rasgos que endurecen el gesto y agrandan el estómago de los que están arriba y lo disfrutan, casi nadie daba un duro por él cuando Putin atacó ferozmente su país en febrero de 2022. El cómico parecía destinado a un exilio rápido en cualquier país occidental, más aún con las feroces campañas que los corifeos de Putin montaron en todos lados para ridiculizarlo, primero como un incapaz y luego como el responsable de que la guerra bo acabara. 

Pero Zelenski, hoy 47 años, aguantó. No solo aguantó, sino que supo encarnar la firmeza de un país que plantó cara al gigante, que resistió y que se bate el cobre por defender su soberanía ante un agresor desalmado. Vestido desde entonces con la sobriedad de la guerra, el gesto adusto, el mensaje nítido, su rostro ha transmitido al mundo la entereza y el liderazgo capaces de sostener la ambiciosa esperanza de que David podía vencer a Goliat. Todo eso está desapareciendo. Lo estamos matando. A la persona. Al líder. A lo que simboliza. Desde que Trump y sus corifeos le humillaron y agredieron verbalmente en la Casa Blanca, desde que se rieron hasta de su ropa, el gesto de la dignidad propio de Zelenski se ha quedado congelado y convertido en un rictus de rabia, tristeza y perplejidad. Además de enfrentarse a la guerra de Putin, hoy Zelenski se enfrenta a la arbitrariedad y a la sed de negocios de Trump, que ha convertido a Estados Unidos en un peligro para la paz en Europa.

Mientras Putin y Trump nos enseñan quién manda de verdad en una exhibición que nada tiene que ver con esa dignidad; mientras Europa bracea sin trasladar a hechos sus cacareados valores, Zelenski empequeñece ante el mundo, aplastado por todos los demás. Está ocurriendo. Solo esperemos que los hombres de Putin sigan sin tener acceso a las tazas de té o lo que demonios beba Zelenski para echarle un poco de polonio, en sentido literal o figurado, porque el presidente ucranio no puede ya tomarse nada ni siquiera en casa de un supuesto aliado occidental. Lo estamos viendo. Y todos los europeos seremos responsables.