Durante
un tiempo
me preocupé mucho.
Luego,
poco a poco,
esa sensación
fue disminuyendo
hasta que,
finalmente,
se quedó
en su punto justo.
Y renuncié
a hacerle el juego
a quiénes tratan
de amargarnos
la existencia.
Y cogí mi viejo cuerpo,
salí a la mañana
y viví.
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