Sería una derrota
imperdonable
que un día creciera
en mis entrañas
esa expiración en vida
esa expiración en vida
que llaman escepticismo.
No puedo permitir
que la capitulación se torne
que la capitulación se torne
en alguna forma
de amargura o cinismo,
tampoco que aparezca
en la arbitrariedad
de los hombros encogidos
de los hombros encogidos
o la mirada que se vuelve
indiferente al dolor ajeno.
Estoy obligado a profesar
Estoy obligado a profesar
en una determinada manera
de entender y proceder
y en las cuasi infinitas
posibilidades que ofrece,
posibilidades que ofrece,
quiero seguir albergando
sueños imposibles
y reniego del pragmatismo
que sólo pretende
encorsetar el alma humana.
Porque sin atesorar
siempre conmigo
un pellizco de ingenuidad
donde la paz en el mundo
sea una manera
de entender la vida
con componentes esenciales
de solidaridad y respeto,
yacería en un silencio helado
al que le es imposible respirar
y ni siquiera escribe.
30 de enero:
Día Escolar de la Paz y la No Violencia,
cumpleaños también del que suscribe.
Coincidencia que se ha vuelto
una convicción ineludible.
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