Existen distintos tipos de
violencia, y la física es tan sólo una de ellas. No resulta justificable la violencia
callejera, es evidente que una vez que se desata, difícilmente se le puede
poner límites. Pero al igual que no se justifica, se hace difícil no
comprenderla en el contexto en que vivimos, si exceptuamos a la ejercida por
los profesionales de la bronca que se significan en cualquier celebración
multitudinaria. Más grave se torna la cuestión si en la protesta pacífica, como
por desgracia empieza a ser costumbre, la policía contesta a cada
grito con golpes a mansalva y balas de goma a quemarropa. El 15-M fue
ejemplarmente pacífico en sus protestas... En consecuencia y que se sepa, ningún
responsable político tomó en cuenta sus reivindicaciones. Lo siguiente, porque
nuestros representantes parlamentarios lo convierten en inevitable, será que
algunos manifestantes pierdan definitivamente la paciencia. Puede ser
cuestionable, pero no les vale a algunos entonces aferrarse al incivismo como reproche fácil, pues
se utiliza el argumento con el cinismo más desvergonzado. Mientras el
Gobierno de turno, no entienda que el cúmulo de recortes, despidos e
injusticias que se cometen por su culpa resultan tan violentos como un
golpe en la frente, estará sembrando las futuras pedradas en la calle. Lo mismo
ocurre si las opciones mayoritarias no ofrecen cauces para expresar el
descontento. Cualquiera se daría cuenta, otra cosa es que se dignen a hacer
algo positivo.
El caso es que cuando se asfixia
el concepto de ciudadanía, ir a buscar al semejante, verificar su existencia y congratularse
en el esfuerzo común, es útil en sí mismo. Se sale a la calle no sólo como
forma de presión ante un posible, y por lo general absolutamente sordo, ciego y
mudo interlocutor público. Se hace también para toparse con la emoción del
igual que se sostiene en la misma rabia. En situaciones críticas, cuando ya no
se sabe qué más hacer... ¿De verdad puede haber alguien que no sepa señalar a
los verdaderos culpables de que haya un estallido irracional de violencia? Esto
es lo que se está sembrando, por ejemplo, con declaraciones que hablan de
síntomas de recuperación económica cuando más de seis millones de trabajadores
están en paro y miles de jóvenes abandonan
su país intentando encontrar un
sentido laboral a su vida. Un gobierno indeseable que corrompe el sistema
democrático está dañando la salud y cordura de sus ciudadanos. De alguna manera
habrá que responderle y resulta desesperanzador asimilar que van quedando muy
pocas alternativas para conseguir que alguien con poder de decisión escuche la
frustración ciudadana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario