Uno se pasa la vida
haciéndose un montón de preguntas,
cuestionándolo todo,
intentando superar decepciones,
planteándose demasiadas cosas,
buscando un motivo
para despertar cada mañana
con el convencimiento
de que el día valdrá la pena...
Hasta que uno
tiene el privilegio de vivir un instante
y descubrir una mirada
que probablemente sin pretenderlo
en primera instancia,
consiguen colocar
cada pieza del puzle en su sitio,
que todo tenga sentido,
que cualquier experiencia
tenga un valor...
Incluso que uno mismo se valore.
Y es entonces cuando da las gracias
en unos cuantos versos
que tienen para sí mismo
más valor que mil imágenes.
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