Nada ha cambiado
en el paisaje de mi sur,
pero es tu presencia
la que añade la gota
que colma la esencia
de esta armonía.
Mira como luce ahora el mar
y como la sal
atraviesa los surcos
de esta costa que parece
sonreírme en el alma...
Encaja perfectamente
en este paisaje tu perfil
de mujer que refleja
la consonancia de lo amado.
Estamos encantados contigo,
pareciera que la humedad
de la noche se ocupase
de las lágrimas que queremos
desterrar de tus ojos,
el sol se encarga complacido
de darle un especial
destello a tu mirada,
y el viento quiere traerte
aires de felicidad
en la luz de los atardeceres.
El sur y yo sabíamos
que de tu carne herida
habría de crearse
un nuevo sentido de vivir,
porque sólo quien ha sentido
dolor sabe entender
el gozo cuando llega
y en ese tema el sur y yo
estamos muy versados.
Puede que aún no lo sepas,
pero los colores de este renacer
en el sur y en el amor
ha dibujado en tus sombras
la benignidad que ya te caracteriza,
tu rostro se ha suavizado
y por eso necesitaban
mis dedos escribirlo,
para que sepas que tienes
un lugar y un hombre en el mundo
que te acogen y te quieren.
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