Desde el empuje
del corazón que late
para sembrar vida
en las venas del mundo,
desde la cima
donde levantamos los brazos
para celebrar que existimos,
desde ese lugar
donde comprendemos
que estamos hechos
de experiencias,
desde la voluntad
de superar los quebrantos
hasta encontrar
ese pequeño porcentaje
de felicidad que nos toca,
desde las rejas del alma
que lucha indesmayable
para sentirse libre,
desde las pupilas enmarcadas
en los pálidos mares
del anochecer sereno,
desde ese lugar
donde cientos de chasquidos
irrumpen solidarios
para formar un muro
que pare la injusticia,
desde la sublimación
del amor y la belleza
como una manera de sentir,
desde la intemperie de mi alma
revestida de esperanza...
Desde allí te escribo.
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