consérvalo
como oro en paño
por más que sea tan grande
que supere cualquier
previsión del corazón.
Fórjalo para que realce
lo que significa
con el arma de lo explícito,
o consigue proyectarlo
suavemente adornado
con las más bellas
transparencias.
Ponlo, medio oculto,
entre tus frases,
trata de retenerlo
cuando despiertes
en la soledad de la noche
o se despereza
en el fulgor del mediodía.
Y hazlo que estalle
en mil sonidos y colores
como un castillo
de fuegos artificiales
cuando se consuma de nuevo
la maravilla del encuentro
porque sabes bien,
que ella hará lo mismo...
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