Deambular respetuoso
y colmado de asombros
por callejuelas
donde la historia es algo
vivo y tangible…
Mimar la vista,
entregar al espíritu
un regalo impagable:
Tan preciado
que no tiene precio,
tan hermoso
que jamás cansa…
Y con ojos extasiados,
admirar la grandeza
que los tiempos pasados
nos ofrecen,
retirarnos al fondo
de nuestra soledad
más íntima
para escuchar el sonido
del silencio que atraviesa
callejuelas, muros,
siglos y sensaciones,
hasta encontrar
el más bello estado
del alma humana.
2 comentarios:
Hola, es la primera vez que paso por aqui y me agrado mucho tu espacio...
Saludos.
Gracias. Considérate como en casa...
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