ELLOS

Imagen: Viñeta de 'El Roto'

Son tan estúpidos que se sienten importantes porque tienen cuotas de poder. Y subidos a ese pedestal construido a mayor gloria de sí mismos, disipan escrúpulos al tiempo que les arrebatan a otros la dignidad o   la libertad. Da lástima verlos perder su alma acumulando todo lo que al resto le urge para sobrevivir.

Se creen muy listos, tal vez lo sean en cierto sentido, pero de inteligentes tienen muy poco. Y menos aún pueden servir de ejemplo. Andan tan escasos de moralidad, que en ese apartado se les puede considerar indigentes. Sólo malinterpretan un papel para el que nunca estuvieron preparados: ministros, alcaldes, decanos, presidentes, inspectores, diputados, generales, defensores de la fe, el orden y el sistema… Hay muchos más: tantos como idiotas dispuestos a malgastar su alma en el onanismo perpetuo de sentirse importantes.

Apuestan el pan y la esperanza como si fueran barajas sobre una mesa de póker. Apuestan nuestras ilusiones de un mundo mejor, sonríen y se felicitan sea cual sea el resultado porque siempre tienen un razonamiento para lo bueno, pero aún explican mejor lo malo.

A la larga siempre pierden, porque aunque no se lo crean no se diferencian del resto: envejecerán igual que el mendigo, sufrirán la enfermedad como el peor de los parias, morirán como cualquier hijo de vecino perdido en el anonimato… Pero cegados por lo importantes que se creyeron un día y sin reconocer que siempre acaban desaparecidos entre los lodos del tiempo.