Gracias a la Vida,
por lo que a mi me concierne:
Gracias por parirme cerca del mar,
por haberme alimentado
con el sol de una isla,
por haberme alimentado
con el sol de una isla,
llenarme los ojos de horizontes
encendidos tras las nubes,
encendidos tras las nubes,
y mecerme en los brazos de una ola.
Gracias por el séquito
que conforman mis libros,
por el jazz y el blues,
Gracias por el séquito
que conforman mis libros,
por el jazz y el blues,
las voces que cantan compromisos,
el Arte con mayúsculas,
los amigos que aún están
y los que ya han partido,
el Arte con mayúsculas,
los amigos que aún están
y los que ya han partido,
los claveles rojos de un hermoso
amanecer de abril en Lisboa.
amanecer de abril en Lisboa.
Gracias por la ilusión
en los ojos de los niños,
las terrazas de verano
y los paseos húmedos de inviernos,
en los ojos de los niños,
las terrazas de verano
y los paseos húmedos de inviernos,
el que aún no esté cansado de escribir
poemas en el aire,
y porque sigo convencido
de que los sueños son necesarios.
de que los sueños son necesarios.
Gracias por haberme descubierto
que las cosas importantes
no cotizan en bolsa,
por el poder de la esperanza,
y el convencimiento
de que la solidaridad y la justicia,
son valores del corazón
que nos convierten en dioses.
Gracias por la naturalidad del amor,
por ser arena en la sombra de una mujer,
poder acariciarla con mi nombre,
susurrarle a la noche su presencia
y agarrarme a la luz,
perdiendo la cordura en sus ojos.
que las cosas importantes
no cotizan en bolsa,
por el poder de la esperanza,
y el convencimiento
de que la solidaridad y la justicia,
son valores del corazón
que nos convierten en dioses.
Gracias por la naturalidad del amor,
por ser arena en la sombra de una mujer,
poder acariciarla con mi nombre,
susurrarle a la noche su presencia
y agarrarme a la luz,
perdiendo la cordura en sus ojos.
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