Imagen: 'La creación', óleo de Fernando Naranjo
Al séptimo día examinó lo que había creado. Se sintió satisfecho de lo que contemplaba y decidió que se merecía un respiro: Se durmió aprovechando el frescor de la sombra de un castaño. Mientras descansaba hubo guerras, plagas, epidemias, catástrofes naturales y, sobre todo, víctimas. Riadas incontables de víctimas.
Al despertar miles de años después, todo se había convertido en un erial: Ya no quedaban nada ni nadie que salvar.
Al despertar miles de años después, todo se había convertido en un erial: Ya no quedaban nada ni nadie que salvar.
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