sábado, 1 de noviembre de 2008

REPARACIÓN Y JUSTICIA

Se avanza. A veces tan lentamente que resulta desesperante, pero por fin se dan pasos en la buena dirección. ¿Será posible que pueda comprobar con mis propios ojos cómo este país deja de comportarse como la madrastra mala del cuento con la generación que perdió la Guerra Civil? Sí, hablo de esos hombres y mujeres que sufrieron persecución y muerte, represalias infinitas y crueldades sin nombre a causa de sus ideas democráticas, las mismas con las que ahora nos llenamos la boca desde nuestra confortable y aburguesada vida. Les confieso que en un tema como este no puedo ni quiero ser parcial, porque les profeso una admiración que no tiene límites: Lucharon contra el fascismo en España, y a pesar de las traiciones de las llamadas democracias europeas de aquellos años, lo siguieron haciendo cuando el mismo mal que se apoderó de su país amenazó con extenderse como una epidemia por todo el continente. Republicanos españoles tuvieron cargos importantísimos al frente de la Resistencia francesa, se integraron en el ejército francés luchando siempre en vanguardia (fueron los primeros en entrar en el París liberado por los aliados), se organizaron en el Campo de Exterminio de Mauthausen hasta conseguir que fuese el único que liberaron los propios presos, y muchos de ellos volvieron a su patria para formar parte de los maquis (una lucha desesperada y estéril a causa de la indiferencia y el terror de la población, y la incompetencia de unos mandos ajenos a la realidad de lo que realmente sucedía en España). Pero tampoco hay que olvidar a los que emigraron al Nuevo Continente, donde contribuyeron eficazmente al florecimiento cultural de los países que generosamente les acogieron.
Nadie pensó que la dictadura durase tanto tiempo. Muchos de los que sobrevivieron a esos años frenéticos acabaron definitivamente en el exilio y un manto de silencio se extendió sobre ellos. Luego, con la llegada de la democracia llegó la esperanza, algunos decidieron volver. Pero nadie se ocupó de ellos. La España que tan injustamente les trató volvió a dar otra vuelta de tuerca a la injusticia, en aras de una reconciliación entre españoles que nunca podrá ser efectiva si se basa en el olvido. No ha habido ninguna petición de perdón por lo que les hicieron, se nos están muriendo poco a poco sin que les sea reparado de alguna manera tanto sufrimiento...
Para muchos ya será tarde, pero quedan algunos. Y están sus hijos, sus nietos, que lo necesitan para encontrar una paz en la que no han podido vivir desde que nacieron.
Comenzamos a ver la luz al final del túnel. Están las medidas tomadas recientemente por el juez Garzón, con el fin de descubrir qué se hizo con las víctimas de la represión. Y ayer aprobó el gobierno una disposición que casi está pasando desapercibida, pero que puede calificarse de histórica: Los hijos y nietos de los españoles que, por razones políticas o económicas, se exiliaron entre el 18 de julio de 1936 (fecha de inicio de la Guerra Civil) y el 31 de diciembre de 1955 (fecha en la que el Gobierno ha fijado el final de "la inmediata posguerra") tendrán al menos dos años de plazo para optar a la nacionalidad española que perdieron sus antepasados. La medida se calcula que afectará a medio millón de descendientes de españoles y supone la puesta en práctica de una de las disposiciones contenidas en la llamada Ley de la Memoria Histórica. Por qué se ha esperado tanto para llevar a la práctica algo tan razonable y coherente es un misterio, pero bienvenido sea. No pierdo la esperanza de que algún día podamos brindarle a esa generación magnífica el homenaje que se merece.

1 comentario:

Jony dijo...

A mi también me da mucha rabia.
Por culpa del fascismo, de Franco y de su censura, europa evolucionaba y crecía tanto económica como culturalmente, quedándonos detrás...
Eso se ve reflejada en lo poco abierta que es nuestra cultura, donde siempre se mira raro y se margina a alguna tendencia nueva o radical, en nuestro sistema de vida tan precario en comparación a pasises europeos como los escandinavos por ejemplo y a que los comerciantes españoles nos ponen en sus tiendas las mismas ropas, la misma música, la misma mierda desde hace muchísimos años (por eso cuando vemos algun guiri con una camisa rara o unos tennis innovadores, nos quedamos abobados mirando).