Gimen los insectos.
¿No sientes su dolor
por la muerte que les causan
tus pisadas?
Que bien, ¿verdad?
La vida puede ser tan simple
mirando al frente
con los ojos del fanatismo,
haciendo resonar
las implacables botas,
aplastando,
encharcando de rojo la tierra
al ritmo que marcan
las órdenes
de los que piensan por ti.
Pero no pasa nada,
es la obediencia debida,
aunque en las suelas
llevarás por el mundo
los lamentos eternos
de los insectos
que conociendo la vida,
piden que la paz
no sea una cuestión
tus pisadas?
Que bien, ¿verdad?
La vida puede ser tan simple
mirando al frente
con los ojos del fanatismo,
haciendo resonar
las implacables botas,
aplastando,
encharcando de rojo la tierra
al ritmo que marcan
las órdenes
de los que piensan por ti.
Pero no pasa nada,
es la obediencia debida,
aunque en las suelas
llevarás por el mundo
los lamentos eternos
de los insectos
que conociendo la vida,
piden que la paz
no sea una cuestión
de cementerios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario