Cuando tu imagen pasa
rozándome las venas
abres sin piedad un surco
entre la pasión y la ternura.
Justo ahí dejas tu semilla,
que germina en la noche,
cual luna que ilumina
soledades y esperanzas.
En el corazón brota
una columna adornada
con tormentas y sosiegos:
su raíz enjuaga el alma
y busca la luz por la piel,
augurando un futuro arribo
de jornadas venturosas
iluminadas por las gemas
que guardas en los ojos.
Alrededor de tu carne
madura la fruta fresca.
Ocurre que a veces
mis manos se confunden
y creen rozar el producto
de tu nombre tan ansiado.
Luego se hace realidad
la ausencia en que me invoco,
respiro a mansalva tu aroma
y mi voz articula una llamada
que sé no quedará en el vacío.
rozándome las venas
abres sin piedad un surco
entre la pasión y la ternura.
Justo ahí dejas tu semilla,
que germina en la noche,
cual luna que ilumina
soledades y esperanzas.
En el corazón brota
una columna adornada
con tormentas y sosiegos:
su raíz enjuaga el alma
y busca la luz por la piel,
augurando un futuro arribo
de jornadas venturosas
iluminadas por las gemas
que guardas en los ojos.
Alrededor de tu carne
madura la fruta fresca.
Ocurre que a veces
mis manos se confunden
y creen rozar el producto
de tu nombre tan ansiado.
Luego se hace realidad
la ausencia en que me invoco,
respiro a mansalva tu aroma
y mi voz articula una llamada
que sé no quedará en el vacío.
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