He decidido firmar la paz
conmigo mismo.
Sin retóricas falsas,
asumiendo un conjunto
de impotencias,
una pizca de sinceridad
y la evidencia
de que podría ser mejor,
pero también que no están
tan mal las cosas.
Me miré a los ojos
y desnudé mi alma
frente al espejo.
En esta ocasión
la partida se jugó en solitario
sin admitir
interferencias externas.
Pude escuchar
el run-run de mis pensamientos
y comprendí que siempre
hay que estar dispuesto
a volver a empezar.
Miré mis manos y noté
el tacto de la esperanza.
No estoy solo:
está la gente que me quiere
y la suerte de cultivar la palabra,
no necesito más que eso.
Y si además
conservo un par de sueños,
quizás no todo sea perfecto
pero me vale
porque se le acerca lo suficiente.
conmigo mismo.
Sin retóricas falsas,
asumiendo un conjunto
de impotencias,
una pizca de sinceridad
y la evidencia
de que podría ser mejor,
pero también que no están
tan mal las cosas.
Me miré a los ojos
y desnudé mi alma
frente al espejo.
En esta ocasión
la partida se jugó en solitario
sin admitir
interferencias externas.
Pude escuchar
el run-run de mis pensamientos
y comprendí que siempre
hay que estar dispuesto
a volver a empezar.
Miré mis manos y noté
el tacto de la esperanza.
No estoy solo:
está la gente que me quiere
y la suerte de cultivar la palabra,
no necesito más que eso.
Y si además
conservo un par de sueños,
quizás no todo sea perfecto
pero me vale
porque se le acerca lo suficiente.
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