martes, 18 de enero de 2022

POESÍA: LO QUE IMPORTA


Realmente son contadas 

las palabras

que de verdad nos duelen,

y poquísimas 

las que consiguen

alegrar el alma.


Son también muy pocas

las personas

que nos llegan al corazón,

y menos aún

las que lo hacen latir

durante algún tiempo.


En verdad son poquísimas

las cosas que importan

en la vida:

poder querer a alguien,

que nos quieran

y no ver como muere

la esperanza

en nuestros hijos.

OPINIÓN: PROTOCOLOS


Crear protocolos deshumanizantes siempre ha sido, paradójicamente, una de las tareas preferidas de los seres humanos, lo que ha ido a mayores en tiempos de pandemia. Son los mismos protocolos que estipulan que en algunas residencias de ancianos la única medida para hacer frente a la falta de personal sea el aislamiento y la suspensión de visitas a los mayores cuando hay una sospecha de positivo. O protocolos que, por ejemplo, siguen impidiendo que en los colegios los padres puedan acudir presencialmente a una tutoría de su hijo, aún con las ventanas bien abiertas, aunque minutos después puedan estar rodeados de gente en un centro comercial abarrotado. 

Ahí siguen, por protocolo, los asientos precintados en aeropuertos y estaciones de tren o autobuses, vestigios de un tiempo remoto, graffitis descoloridos de Wuhan, como la Torre de la Libertad caída en El Planeta de los Simios. Dos metros de distancia para esperar el tranvía y solo un reposabrazos de distancia para sentir con fulgor el tacto de la piel ajena dentro del mismo. Solo el 33 por ciento del aforo en las guaguas urbanas de Tenerife, pero lleno al completo en las interurbanas, un contrasentido que nadie entiende. Resulta fácil imaginarse que si ahora nos invadiesen los alienígenas les obligaríamos a rellenar unos cuantos formularios de acceso sentados a metro y medio de distancia, con sillas de cuero precintadas, en la sala de espera del despacho del líder que fuese a iniciar las negociaciones. "A ver, ya pueden acceder al despacho, pero solo dos invasores. Lo sentimos, el resto de aliens tendrán que quedarse fuera. A los que pasen les tengo que tomar también la temperatura antes de entrar. Es protocolo covid".

La propia palabra es como una daga administrativa que se clava en las entrañas: protocolo. Estamos en un tiempo que excede las voluntades individuales y, por supuesto, hacen falta protocolos para que no reine la improvisación y el caos. Pero, muchas veces, esa maquinaria espesa protocolaria solo vuelve inhumano lo que debería contener alguna que otra traza de humanidad. En realidad, el exceso de protocolos actual es síntoma de una ansiedad mal dirigida desde arriba y hacia abajo, un disfraz de reducción de riesgos, un spray antiséptico relleno de agua del grifo, la homeopatía de la burocracia, la combinación aparentemente aleatoria –básicamente económica- de severidad y laxitud. Pero sobre todo es el síntoma de un momento en el que el ciudadano se cuida demasiadas veces solo porque el Estado se niega a tener suficientes recursos para hacerlo. Si hemos llegado al punto de autodiagnosticarnos una enfermedad, cómo nos va a poder acompañar alguien en la revisión de la misma.

lunes, 17 de enero de 2022

POESÍA: CONSCIENCIA


Subí a la cumbre

de mis posibilidades 

y descubrí una fosa

de vértebras rotas,

de prótesis temporales

y corazones arañados,

de manos vacías

y pensamientos ambiguos,

de errores mayúsculos

y minúsculos aciertos.

Ahora sé más de mí

que lo que nunca imaginé,

tengo la pulsión temporal

de los recuerdos,

un estar hecho con gotas

de luz que abren paso

a la esperanza, a pesar

de esa sensación

dolorosa en la consciencia

de que no sirve para nada. 

REFLEXIÓN: EL CONTRAVOTO


Anoche me visitó un funcionario de la Junta Electoral Central para comunicarme, como el ángel del Señor que anunció a María, una buena nueva: en las próximas elecciones votaremos a nuestros partidos preferidos sin esa empatía total que haría del voto un salto de fe; porque podremos además ejercer nuestro derecho al contravoto votando también al partido que menos nos guste. Pero en este caso, lo haremos para que desaparezca. El ángel subrayó la dimensión catártica y terapéutica del contravoto —voto de la contra ahora que ya nadie nos representa—: volveríamos a salir de los colegios diciendo “¡Qué a gusto me he quedado! No me digan que no es una medida inteligente para combatir la abstención... No obstante, la visceralidad se contrapesaría y la templanza saldría ganando —el ángel de la Junta Electoral es socialdemócrata—: incluso los ángeles, enfangados en la antítesis cielo-infierno, conocen las problemáticas del bipartidismo y de entender la política de un país y el país todo como pastel que se reparte.

Este nuevo sistema reactivaría el voto inteligente sin desechar la espectacularidad del recuento. Subirían los índices de audiencia en cada fiesta de la democracia. Imagínense a Ferreras. Quizá el contravoto aumente la abstención perezosa; o quizá nos movilicemos ante la oportunidad de ver perder al mal como en las pelis de Tarantino. Una pregunta nos perturbaba: ¿castigaría la izquierda a un partido de izquierda, aunque votase a otro partido de izquierda como ganador? —”Capaces somos”, se santiguó él—, ¿pensaríamos con inteligencia táctica o nos dejaríamos arrastrar por nuestras bajas pasiones? El ángel ejemplificó: “Tú y yo estratégicamente deberíamos contravotar al PP, pero tu cuerpo y mi espíritu tal vez nos llevarían a introducir la papeleta de Vox…”. Lógico ya que, al fin y al cabo, cada día se parecen más. Entonces, el ángel hizo puff y me desperté con un sudor frío por todo el cuerpo. 

domingo, 16 de enero de 2022

POESÍA: CAUCES Y EFECTOS


El centro del silencio

me ha enseñado

a aceptar como un juego

que la vida

es una sucesión aleatoria

de causas y efectos

sobre las dunas de la realidad.

Aparecen las causas

simultáneas, inflexibles,

anónimas, a veces

hasta sorprendentes. 

Y los efectos manan

disueltos en los días,

con cauce renovado y variable,

cuyo curso ninguna

voluntad puede eludir.

Cada mañana tiene

leyes propias, 

es el azar la fórmula cifrada

que descubre sus vínculos.

Un extraño rumor nos configura.

Encubre quiénes somos,

quién seremos.

Causas y efectos pasan,

se suceden, articulan el tiempo.

Y eso es todo. 

REFLEXIÓN: LAS MACROGRANJAS Y MÁS ALLÁ


Soy vegetariano desde hace 40 años, así que ya podrán imaginar mi postura personal ante ese estúpido y mentiroso debate que la derecha ha abierto sobre el tema de las macrogranjas. Las considero la actualización al mundo de nuestra relación con los animales de los campos de concentración nazis. Pero más allá de consideraciones personales, el punto decisivo de este tema, tiene que ver con cuál es la posición de las distintas fuerzas políticas sobre la necesaria transición verde que tanto necesitamos y cuáles de ellas están dispuestas a hacerla suya y cómo. Entre las cosas que me gustaría saber, por ejemplo, es si la derecha tiene un plan al respecto o si va a ser liderado solo por la izquierda. Hasta ahora lo está utilizando para atizar al Gobierno aprovechando los aspectos más impopulares, algo que va de suyo, porque dicha transición no se hará sin que haya sectores específicos que se vean directamente afectados. ¿Quién dijo que esto iba a ser fácil o sin sacrificios? Igual que no puede perderse peso sin dejar de comer o sin machacarse en el gimnasio, reorganizar todo el sistema productivo para ajustarlo a los fines de la sostenibilidad no llegará sin costes. Ignorarlo y aprovecharlo para sacar pequeños rendimientos políticos puntuales es un escándalo. Primero, porque detrás está, vigilante, el gran hermano europeo; y, en segundo lugar, porque la sensibilidad hacia el medioambiente va en aumento, igual que un nuevo tipo de actitudes hacia, por ejemplo, el mundo animal, que se traduce en que hay cada vez más vegetarianos. Esto no va solo de pijo-progres veganos que quieren imponer su nueva ética naturalista, es un movimiento imparable. El problema a la hora de afrontar el debate es que en él nos movemos entre una aún extensa indiferencia y el sectarismo activista. Nos falta más discusión racional.

Jason Brennan (Contra la democracia, Deusto) presenta tres modelos de ciudadano, el hobbit, indiferente y poco motivado políticamente, el hooligan, “emocionalizado”, incapaz para la argumentación, aunque pueda estar muy informado, y el vulcaniano, racional, informado, argumentativo, libre de emociones. Este último término lo saca del personaje del Dr. Spock de la serie Star Trek, ese ser del planeta Vulcano de orejas puntiagudas tan bien representando por Leonard Nimoy, cuya característica fundamental era carecer de emociones. No hace falta decir que es el que más escasea. De hecho, Brennan afirma que “la democracia es el gobierno de los hobbits y los hooligans”. Pero es el que en esta coyuntura más necesitamos. A parte de los indiferentes, en nuestro tema abundan los hooligans partidistas o los fundamentalistas verdes, como yo mismo me reconozco. Lo que se echa en falta es un frío acomodo racional de los fines de la sostenibilidad a medios viables y bajo una consideración de los intereses afectados; o sea, guía científica y su adecuada ponderación política. Y un amplio consenso de base transpartidista, al menos sobre los objetivos. Esto va a ser muy complicado, pero es ya ineludible. Y estamos avisados, hagamos caso o no. 

OPINIÓN: LA REALIDAD DE LA ENSEÑANZA EN TIEMPOS DE PANDEMIA


La usuaria de Twitter @PaulaBlooom, que es profesora de Primaria en un colegio, ha relatado una escena real que ha vivido en su centro educativo y que evidencia la realidad de la conciliación y de la educación en estos tiempos de pandemia: los niños acuden enfermos a clase porque sus padres no tienen con quién dejarlos. Según el relato de la maestra, hasta ocho niños fueron al colegio con mala cara negando que se encontraban mal hasta que uno de ellos se atrevió a admitir: “Profe, yo me encuentro mal pero mi padre me ha dicho que no te lo diga”. Los otros siete reconocieron que su situación era la misma.

“A todos les habían dado chute de ibuprofeno y al cole, pero se había pasado el efecto”, explica la profesora, que señala que les tomaron la temperatura y ninguno bajaba de 38 grados: “Una lloraba porque le dolía la cabeza. Otro porque no quería que avisásemos en casa. La profe, recién dada de alta de un tratamiento oncológico me llamó con ansiedad y me pidió que subiera y me quedara unos minutos por ella”.

La maestra avisa de que esta es un sola una situación de las que se están viviendo en los colegios y reconoce que esta, la primera tras las vacaciones de navidad, ha sido la peor semana de la pandemia: “No juzgo en absoluto a las familias que necesitan ir a trabajar para comer y su único recurso para conciliar es la escuela. No juzgo que estén aterradas y sin medios”, aclara antes de admitir que le preocupa que “los niños estén poniendo por delante de su propia salud la conciliación laboral de sus familias con absoluta consciencia”.

“Me preocupa que aprendan a mentir sobre su estado para no alertar al jefe y arriesgarse al despido. Me preocupa que aprieten los dientes. Me preocupa también que estén en el dilema de desproteger a sus madres o a sus profes, porque los niños ven la ansiedad en la cara de esa maestra sin pelo y con pañuelo que se desencaja cuando tres de ellos tosen a la vez”, señala la profesora. La profesional destaca que no es esa la responsabilidad de los menores, pero alerta de que “se la estamos cargando” y de que estamos “haciendo a los críos cómplices de la cara más dura de este sistema que penaliza el cuidado y que el debate en materia de salud y derechos humanos gire en torno a si un tenista entra en Australia”.

“Los niños no solo no deben sino que no pueden sostenerlo”, asevera antes de anticipar que ella no ve ninguna solución sencilla porque los niños “están pagando el precio más caro poniendo el cuerpo de la forma más bestia y siendo absolutamente conscientes”. “Necesitamos medios para atenderles ya”, reclama.

“Mientras seguimos yendo al cole no sé a qué, a aprender no, desde luego y a enseñar no, desde luego. Es una carrera contrarreloj diaria contra la ansiedad colectiva especialmente dura porque las maestras no somos sanitarias y los niños no son pre personas: son nuestros vecinos”, asegura.

Esta es la auténtica verdad de lo que pasa. No las versiones mentirosas de los políticos, las noticias interesadas de los medios de comunicación y los comentarios estúpidos de los negacionistas en las redes sociales. Esto es lo que significa el sistema educativo en España. 

sábado, 15 de enero de 2022

POESÍA: LA BELLEZA


¿Y si pensara que la belleza

se encuentra en todas las cosas,

que ilumina todos los mundos,

que alienta todos los cambios,

que se deshace y recupera

sus formas, sus alianzas,

que se funde y solidifica,

se extiende y se recoge,

se esconde y se manifiesta,

baila en una partícula,

se pasea en un astro,

despierta en todas las voces?

¿Y si pensara que no está

en la imagen sino en el impulso,

en la atracción que nos envuelve,

que la belleza

está naciendo continuamente,

que basta diluirse en ella

para olvidarse de nuestra finitud,

de nuestra esencia escindida,

confusa, turbulenta?

¿Y si pensara en llamarla 

en abrir las ventanas

de los sueños y de las cosas?

Qué cosa no fue antes un sueño

y qué sueño existiría

si no existiera la belleza.

Ella la que sufre,

la que grita, la que proclama

la libertad de las cosas,

la libertad de los sueños,

atraviesa los ojos,

atraviesa las manos,

se confunde con las lágrimas,

emerge de todos

los movimientos,

engendra nuestros deseos.

¿Y si pensara que el universo

solo es el mensajero

de la belleza?

¿Y si pensara que morir

es diluirse en la belleza,

transformarse en mundo,

que el mundo sólo es belleza

transformándose,

que vivir es transformarse

en belleza?

Si eso fuera así, casi podría

estar seguro de haber

conquistado la inocencia.