Solo tenías que recordar
que yo soy igual que tú,
simples mortales
que se equivocan
pues en nuestra
naturaleza humana
está cometer errores.
Los tuyos, los míos...
Y que nadie está libre
de tener
en algún momento
un rostro marcado
por la ira...
Pero pasada la tormenta,
ha de ser clara la apuesta
por la convivencia en paz
y el entendimiento.
Es bastante simple,
pues si condenamos la guerra
entre las naciones,
no podemos apostar
por el conflicto permanente
con nuestros semejantes.
Solo había que tenerlo
bien presente,
era y sigue siendo
tan sencillo como eso.

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