He conocido muertos
que temen a la muerte.
Yo me conformo
con ser un muerto
que no le teme a la vida.
Octubre ha caído,
llegan los polvorones
al supermercado,
la luz se deshilacha.
haz y envés:
hay una estación
entre las hojas.
Escribo en las paredes
de un ataúd imaginario:
ocres, un borde,
costura de aire.
¿dónde empieza
la pérdida?
Toco la tapa:
cruje como un bosque.
Mientras escribo
aún cae una hoja dentro,
aún no la escarcha.
Si te asomas,
verás mi letra
como un fósforo húmedo.
Si no, deja que caiga:
caer conmigo mismo,
caer hasta el centro
claro de la madera.

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