jueves, 27 de noviembre de 2025

PINTURA: ARTEMISIA GENTILESCHI


Judit decapitando a Holofernes es el momento culminante del episodio bíblico que narra el asesinato del general asirio Holofernes por parte de la israelita Judit. La hebrea sedujo y emborrachó al temible general y, cuando este se quedó dormido, aprovechó para decapitarlo con su propia espada. El relato fue tenido como histórico hasta el siglo XIX y fue representado por diferentes artistas a lo largo de la historia, aunque ninguna de ellas tan sangrienta y real como el óleo Judit y Holofernes que pintó Caravaggio en 1599.

Este cuadro representa a Judith, una viuda hebrea, joven y rica, en el momento de decapitar al general asirio Holofernes, que estaba asediando con su ejército la fortaleza de Betulia. Cuando la pequeña ciudad estaba a punto de rendirse, Judith, vestida con sus más bellas galas, se introdujo en el campamento de Holofernes acompañada por su criada Abra, con la firme intención de vengar el asesinato de su marido, pero, sobre todo, para liberar la ciudad del enemigo. Fue capturada por los centinelas y llevada ante Holofernes, quien la invitó a un banquete en su tienda. Durante la cena el general asirio se emborrachó y cayó dormido. Fue entonces cuando Judith tomó la espada del guerrero y, con la ayuda de la esclava Abra, lo decapitó. El ejército de los asirios, ya sin su guía, levantó el asedio y huyó. La heroína encarna la castidad y la fuerza moral en esta obra, aunque a menudo simbolizó, en especial durante la Contrarreforma, el triunfo de la Iglesia sobre la herejía.

No obstante, la mayoría de los pintores que durante los siglos xvi y xvii trataron este episodio bíblico, eligieron bien el momento de la huída de las dos mujeres del campo enemigo, después del asesinato, o bien a Judith mostrando triunfal la cabeza decapitada de Holofernes. Sin embargo, Artemisia Gentileschi decidió representar el momento más dramático, es decir, el de la decapitación.

Artemisia Gentileschi (1593 – 1653) debía conocer la obra del maestro Caravaggio y, sin duda, se inspiró en ella para su pintura, añadiéndole más violencia y crudeza, si cabe. Se aprecian modificaciones respecto a la obra de su admirado Caravaggio que aumentan la intensidad de la lucha, como la cantidad de sangre derramada y su distribución. En la pintura de Artemisia el chorro de sangre brota de forma mucho más realista, salpicando a las dos mujeres, y el líquido se desparrama de manera mucho más veraz ensuciando las sábanas.


La composición de Caravaggio va un paso más allá y por primera vez en la Historia del Arte se sitúa en el momento culminante de la historia, además de introducir a la sirvienta en la escena, lo que la dota de un mayor dramatismo. La particular maestría de Caravaggio en su dominio de la iluminación y el claroscuro convierten la escena más que en un retrato en una especie de fotografía que capta un instante fugaz. El potente foco de luz ilumina a los tres personaje (sobre todo a Judit) y deja el resto en penumbra, haciendo que las siluetas de los protagonistas parezcan recortadas y dando volumen a la pintura. Este particular estilo, que se ha dado en denominar tenebrismo, fue el paso previo al nacimiento de la pintura barroca.

Caravaggio recreó a Holofernes (todavía vivo) ante su inminente muerte emitiendo un último y desgarrador grito. El gigante está representado con el rostro del propio artista. El propio pintor frecuentaba esos bajos fondos de la ciudad pontificia y se vio inmerso en multitud de peleas llegando, incluso a estar envuelto en la muerte de un hombre. Judit, arremangada (quizá como símbolo de su disposición a acometer su tarea), no se abalanza sobre su víctima. Su rostro transmite determinación pero también repulsión hacia su acto. El humilde vestido campestre que viste o sus pendientes sitúan la escena no varios siglos antes de Jesucristo, sino en la época que vivió el pintor. 

En la comparación de la obra de Gentileschi y la de Caravaggio salta a la vista el nivel de implicación emocional de las dos protagonistas del asesinato. Mientras la Judit caravaggiesca y su asistenta se mantienen a una distancia prudencial de su víctima, Artemisia retrata a las dos mujeres en plena tensión física y mental para acabar con la vida de Holofernes. ¿Por qué esta saña? Durante toda su vida, Artemisia Gentileschi tuvo que enfrentarse al menosprecio masculino y al desprecio por no aceptar el papel que la sociedad reservaba a la mujer, en casa o en un convento. Pero el episodio más trágico de su vida fue, sin duda, la violación que sufrió a manos de uno de sus maestros y amigo de su padre, Massimo Tassi. El crimen se saldó con una leve condena que el violador no llegó a cumplir completa. Es por ello que la obra de Gentileschi se ha leído, muchas veces, como una venganza incruenta contra la maldad masculina y la violencia física que ejercen sobre las mujeres.  La interpretación tradicional de la obra es que representa el deseo de venganza y de justicia de Artemisia contra el hombre que la violó; el coraje del testimonio público de Artemisia le ha convertido en un símbolo del feminismo del siglo XX.


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