Hay en esta isla
muchos surcos
en sosiego para el frío,
caminos que respiran,
olas precisas, fervientes
que vuelcan
sobre playas ignoradas.
Hay lunas, flores
que suben al misterio
de la semilla en las estrellas.
Porque camino por la isla
Veo, al pasar,
las huellas del pasado,
historia viva
que nos ha sido legada,
una amalgama de insectos
que viven a espaldas
de nuestros ojos.
Hay un caudal de sol y puertas
donde caen los hombros
como una granizada de tristeza.
Hay un verano diáfano
y árboles que dicen
sus edades al aire.
Hay tiempo
para escuchar tu nombre
a las hojas secas
al pisarlas
y mirar un rayo de luz
entre ramas que casi
ocultan el cielo,
que cruzan tu ojo
buscando una dulzura.
Hay en esta isla
brisas llenas de olor
a mansedumbre,
mares en el cielo
y un coloquio
del agua en duermevela
que brota de la nada
como un don
tal vez inmerecido,
por no saber cuidarlo
como deberíamos.

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