lunes, 4 de agosto de 2025

REFLEXIÓN: ¿JUVENTUD DE CRISTAL?


Dicen que son frágiles, que todo les ofende. Es curioso, porque yo no soy joven y me identifico con esa manera de ser. Han sido bautizados como generación de cristal por tener una sensibilidad diferente y una manera distinta de afrontar el mundo. Todo porque no toleran discursos discriminatorios y no rien las bromas de cuñado en las cenas familiares. Resulta que yo tampoco. Les llaman “de cristal” como quien pretende menospreciar. Pero son de ese vidrio transparente para ser capaces de ver un mundo que ya no se puede embellecer con eufemismos. Porque no tienen el lujo de refugiarse tras un muro de madera, sólido, inamovible y conservador. A través de ese cristal se filtran los genocidios, los crímenes de odio, la violencia de género y las grietas de un modelo que no le representa (y a mi tampoco). Observan la precariedad laboral y comparten el temor hacia un futuro incierto, que está condicionado por una crisis climática irreversible y una geopolítica desastrosa.  Yo tengo hijas y una nieta, así que me pasa lo mismo. Ese cristal está blindado. Lo han visto y oído todo, el presente golpea y afecta pero no lo rompe, porque aún no tienen los medios para cambiarlo. Desde ese lado de la ventana, proyectan su forma de mirar y habitar el mundo, más inclusiva, más ética y más justa. El cristal no es el problema, es el mundo que les hemos dejado y la gente que les critica porque no lo aceptan. Y ya de paso, para terminar quiero dejarlo bien claro: prefiero mil veces un corazón de cristal que uno de acero blindado. 

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