Sensación única
la de estar solo
en el bosque con su
música de ramas,
la gente está en otro lugar
cargando sus sombras
sobre la arena.
Pero aquí puedo
escuchar el sonido
de mi propia respiración
en comunión íntima
con la naturaleza.
Cierro los ojos
y me siento iluminar
por dentro
como si tuviera
un modesto candil
alumbrando mi alma.
De vez en cuando
soy el árbol
que apuesta sus raíces
a la tierra.
No es cierto
que los árboles impidan
ver el bosque,
es la mirada humana
que no sabe distinguir
lo que sus ojos le ofrecen.
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