domingo, 10 de agosto de 2025

OPINIÓN: TÍTULOS FALSOS


Imagino a uno o una de esos universitarios que se encerraba en casa en época de exámenes, perdiéndose ferias y fiestas. De los que estaba obligado a encontrar un trabajo de fin de semana para poder ayudar en el coste de sus estudios. De los que tenía miedo a suspender por lo de perder la beca. De los que a nunca le han dejado trabajar en aquello para lo que se formó. De los que tuvo que irse fuera para ver un contrato digno. De los que tuvo que opositar porque con el mero título no le servía para trabajar. De esos cuyos padres se privaron para que pudiera optar a una vida mejor. De los que sufrieron las múltiples reformas educativas que solo hicieron empeorar la situación. De los que encadenan interinidades, de los que no les dio la nota para la carrera que le gustaba. Por eso me parece un insulto superlativo que aquellos que se supone nos representan y dirigen, mientan presumiendo de unos títulos que no tienen o que no existen. Ser universitario es algo muy especial, no siempre recompensado y no siempre valorado. Ellos y sus titulitis se han reído de nosotros y no considero que sea un tema menor. Porque no se trata de considerar si para llegar a tener un puesto de relevancia política es necesario tener títulos universitarios, ahí no está la cuestión. Lo relevante del asunto es que toda esta gente que ha falseado supuestos títulos universitarios para presumir de ellos desde sus poltronas políticas, no han dado un palo al agua en su vida ni a nivel de estudios ni en el profesional. Su único mérito es haber sabido escalar dentro del escalafón de los organigramas de sus respectivos partidos, a base de haber sabido ponerse a la sombra del que maneja los hilos del poder. Empiezan en las juventudes del partido, pegando carteles y colocando sillas en los mítines y si tienen un golpe de suerte, alguien los mete en alguna lista electoral y de ahí al cielo. Al fin y al cabo, lo único que ha de hacer la mayoría es votar lo que ordena el partido, tampoco se necesita ser una eminencia para ello. Evidentemente, todo esto no puede aparecer en un currículum, por lo que tienen que adornarlo un poco. Así es como piensan y apuesto a que alguno o alguna de los que han sido pillados estará rumiando su frustración por la injusticia que se está cometiendo con ellos y ellas. Al fin y al cabo, se sacrifican por nosotros. Aunque esto último no lo ponen en el currículum, están convencidos de ello. Pero por encima de todo, está el mensaje implícito: la falta de respeto. Porque al fin y al cabo, es solo una mentira más del cúmulo de ellas que nos cuentan cada día. Esa sí que es una verdad de la que podemos estar seguros. El engaño no es el título falso, es quien lo posee. 

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