Siempre quise ser
alguien normal,
con el corazón
en el regazo,
con un poema
en la garganta,
con esta ternura
engruñada en el pecho.
Siempre quise pensar
que la vida aún
puede dilatarse,
aún puede sonar
con todas
sus características.
Siempre quise decir
que mis ojos
no tienen nada de especial,
pero son míos,
nada de mi Madre,
nada de mi Padre,
en el regazo,
en la garganta,
en el pecho.
Siempre quise sonar
como el instante
que precede
al beso,
al beso que abre sones,
en el regazo,
en la garganta,
en el pecho,
que no tienen nada
de especial,
pero son míos,
con una taquicardia,
con un poema,
con todas
sus características.
Siempre quise tocar
cosas negras,
como aceitunas negras,
huesos de dátil,
cosas negras
con esta ternura
engruñada en el pecho,
cosas negras,
que la vida aún,
que las noches.
Siempre quise ser
alguien normal,
hasta que me di la vuelta
y sentí clavarse
el puñal en mi espalda.
Ahora me da igual
ser normal o no,
solo quiero ser lo que soy.
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