A fines de los 50, Antonio Berni, quien ya era reconocido en el medio por haber creado el Nuevo Realismo en los años 30, y siempre preocupado por la realidad social de su país, concibió un personaje: Juanito Laguna, un niño que vivía en una villa miseria, que sería protagonista de una larga serie. Berni mismo pensó y personificó la historia de Juanito como si fuera un cuento:
“Juanito Laguna surge en Buenos Aires, en el Gran Buenos Aires. Cuando yo comencé a hacer una serie de apuntes en los barrios pobres, y al ver ese conjunto de chicos, sentía que yo todavía no lo había personalizado lo suficiente. Entonces se me ocurrió ponerle un nombre; ponerle un nombre a un personaje que viene a ser el arquetipo de todos esos chicos, de todos esos niños del Gran Buenos Aires. Pero si bien es un arquetipo del Gran Buenos Aires, podría ser un arquetipo de todos los niños o todos los “changos” de las ciudades de Latinoamérica. Podría ser de Santiago de Chile, de Lima, de Río de Janeiro, de Caracas. Es decir, que es un personaje típicamente americano, aunque yo lo localizo en Buenos Aires. Juanito Laguna es un niño de extramuros de Buenos Aires o de cualquier capital de América Latina. Es un chico pobre, pero no un pobre chico. No es un vencido por las circunstancias sino un ser lleno de vida y esperanza, que supera su miseria circunstancial porque intuye vivir en un mundo cargado de porvenir…”
La línea de fuerza de toda su trayectoria fue la temática, y en este sentido Juanito, y luego Ramona Montiel, son pretextos para hacer señalamientos y cuestionar la realidad. Berni, vinculado al Partido Comunista, denunció a través de Juanito las consecuencias de la industrialización impulsada por el desarrollismo americano, con el consecuente crecimiento exacerbado y no planificado de las grandes urbes y la precaria situación de vivienda en los barrios marginados. Estas “villas miseria” eran asentamientos sin instalación de servicios de infraestructura (agua potable, electricidad, cloacas, centros de salud y educación) y muchas veces afectados por incendios o inundaciones. En los años 50, Berni realizó numerosos viajes al Norte Argentino, donde la pobreza en el campo es extrema, pero situó luego a Juanito en sus paisajes informalistas de villas del Gran Buenos Aires, como Villa Tachito, Villa Piolín o el Bajo Flores.
Juanito Laguna encarna la infancia marginada por el subdesarrollo. El personaje trasciende lo regional aunque se origina en circunstancias locales: es uno de tantos changuitos del norte argentino que emigrara con su familia, del campo al cinturón industrial suburbano, en búsqueda de oportunidades. Su hábitat es la “villa miseria” construida con materiales de rezago, los mismos que Berni utilizó elocuentemente para representar tanto a los personajes como a su entorno.
Para personificar a Juanito Laguna y su entorno, el dibujo y la pintura no le bastaban. Retomó el collage de los años 30 y el grabado en madera, pero de una manera diferente, utilizando materiales “reciclados” del propio entorno de Juanito, resignificándolos. Transformó el collage ortodoxo, al utilizar chatarra, rezagos, objetos recogidos de la basura arrojada por el consumo de la sociedad burguesa, en una nueva forma de expresión ideológica. Para Berni, el collage no es solo una cuestión estética, sino que al incorporar elementos propios del basural denuncia los despojos de la sociedad que margina a Juanito.
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