Nunca he hablado aquí de baloncesto, un deporte que ha sido una pasión mía de toda la vida. Pero me apetece porque ayer domingo dediqué todo el día al basket femenino. Por la mañana viendo en directo la final del Campeonato de Canarias infantil y en la tarde y por televisión disfrutando de las semifinales de la Liga Endesa, la máxima categoría española, que nos regaló dos partidos mayúsculos, inolvidables.
Solo quedaban unos segundos para el final del encuentro. El Perfumerías Avenida ya no tenía opción de meterse en la final de la Liga femenina de baloncesto. El Valencia Basket se había impuesto en el partido de vuelta de las semifinales y amarraba, de paso, una plaza para la siguiente edición de la Euroliga. En el banquillo, rota de rabia y decepción, Yllana Martín, una carrera breve (19 años) y un futuro gigante, de verdadera estrella de este deporte, lloraba de impotencia después de una eliminatoria soberbia. El equipo salmantino acababa de caer (75-62) y se quedaba fuera de la Euroliga por primera vez en muchos años. Era el drama de unas semifinales excepcionales de la Liga femenina de baloncesto porque en el otro cruce el Spar Girona, que había perdido por 19 puntos en el Príncipe Felipe ante el Casademont Zaragoza, rozó la proeza en Fontajau y, después de una gran remontada en ese encuentro de vuelta cayó eliminado en la prórroga (88-75).
El Casademont, en el filo durante toda la tarde, será el otro equipo que estará en la Euroliga. El Valencia y el Zaragoza disputarán la final de la Liga más igualada de los últimos años. El jueves será el primer partido en Valencia; el domingo, el segundo en Zaragoza, y si fuera necesario un desempate, los dos equipos se reencontrarían en la Fonteta el 17 de mayo.
El Casademont Zaragoza sudó tinta para tumbar a un Spar Girona que siguió creyendo en el milagro de Roberto Íñiguez, el entrenador que les ha llevado a la Euroliga al quedar primeras en la liga regular, que superó los cuartos después de perder a tres jugadoras vitales porque tuvieron que irse a los training camp de la WNBA y que, después de perder por 19 puntos en el Príncipe Felipe, rozó la proeza y llevó el partido de vuelta a la prórroga (77-58). Ahí acabó la resistencia del conjunto catalán, agotadas unas jugadoras que se vaciaron en la pista.
La final se presenta tan apasionante como ha sido toda la temporada, igualada como nunca, con un ramillete de equipos que han hecho sudar tinta a los favoritos y una hornada de jóvenes españolas que apuntan muy alto para un futuro de la selección que parece asegurado. Con Girona, Valencia y Zaragoza ya clasificados para la Euroliga, solo queda conocer si la FIBA otorga a España en verano una cuarta plaza, que sería para Hozono Global Jairis por haber ganado la Copa... Y a las campeonas de liga. Que el baloncesto reparta suerte y ganen las que mejor jueguen.

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