La proximidad al objetivo
estaba dada,
cualquier civil podía
ser el próximo,
los humanos parecían
desde allí arriba
meras piezas
de un ajedrez.
Resulta insólito
como de un segundo
a otro
tu vida puede cambiar
trascendentalmente,
un número más
un número menos,
alguien que estaba
en el lugar incorrecto
a la hora incorrecta,
drones zumbando
en el terrible vacío
de la perfección
tecnológica
que enarbola
la industria de la muerte
y que un humano
pilota tranquilamente
desde miles
de millas de distancia.

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