martes, 4 de febrero de 2025

POESÍA: UN INVENTO HUMANO


Los dioses no supieron

ir más allá,

se quedaron pensativos,

creyeron que dándome

carne y razón

ya estaba concluida la obra.

Y en medio del desamparo

fui descubriendo

mis limitaciones

aprendiendo

a suplir carencias.

Y recordé su mirada

protectora,

también se me cerró

la garganta

con el sufrimiento

de tantas heridas abiertas.

Lloré con la madre

que despedía un hijo

y caí de rodillas con otra

que lo enterraba.

Me quemé con el odio

y la ira de marginados

muertos en vida apartados

de toda protección.


Y tuve el mismo hambre

insoportable

de los abandonados

de la mano de los dioses.

Me amargué

con el cansancio de siglos

de trabajadores explotados,

de esclavos.

Me desesperé

con las injusticias

y los niños sacrificados,

las mujeres golpeadas,

hombres ninguneados

y viejos denigrados

y me sentí miserable

a las puertas del infierno

como el pecador reincidente.


Y como los cínicos

y desvergonzados

pensé en el juicio final

y tuve miedo.

Me he pasado la vida

luchando contra eso

desde que leí la sentencia

escrita por Dante

en los cantos

de la Divina Comedia.

Todavía busco

una mirada divina,

por la que ascender

hasta la cima del Olimpo. 

Ahora,

amanecido el silencio,

comprendo que solo

he de bastarme

porque los dioses solo son

un invento humano. 

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