Respirar y que la vida
devuelva una bocanada
de recuerdos tenues
que se apartan,
que pierden su color
entre las sombras.
Respirar y sentir
que el pájaro
ya lo ha dicho todo,
con su plumaje
de silencios,
con su querer vivir
sobre el hierro.
Respirar y no querer más
de lo que se ha tenido
tratar de enunciar
la ausencia
y vestirla de soles,
saber que el corazón
yace en el tiempo,
este tiempo
que se guarda en el pecho
y es refugio
de lo que se ha querido.

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