PINTURA: PEKKA HALONEN

El pintor finlandés Pekka Halonen fue un profundo admirador de la estética oriental junto a toda una generación de pintores, y en general adoptó la actitud y la manera japonesa de observar cuidadosamente la naturaleza y de componer sus imágenes empleando ángulos inusuales e imaginarios, a lo que también unió las influencias aprendidas del estilo decorativo de la pintura de Gauguin y el grupo de los nabis, junto a su sensible visión nórdica de la naturaleza. Las formas sinuosas que le sugieren las líneas de paisaje local, los horizontes elevados, la simplicidad compositiva y los amplios espacios vacíos serán recursos plásticos frecuentes en Halonen, que le acercan a las vanguardias de fin de siglo.

Su vivo interés hacia el arte japonés le inspiró peculiares y audaces soluciones compositivas hasta sus últimos años como pintor. En la década de 1920 se advierte un gusto en sus obras hacia motivos captados más de cerca, como detalles de árboles o de nieve, lo que hace que ciertos fragmentos pintados tengan una apariencia casi abstracta.

En el color, Pekka Halonen será siempre deliberadamente naturalista, y hará uso de soluciones cromáticas moderadas sin alcanzar planteamientos tan radicales como los de Gauguin. En general, las tonalidades frías abundan en los motivos de invierno, lo que contribuye a evidenciar el sentimiento de silencio, introspección y la calma que subyacen en los lugares representados.

Su sentir más verdadero hacia la belleza natural de las tierras finlandesas le llevaría a expresarse con medios sencillos y directos, con una actitud de profunda veneración por el ambiente y el estado de ánimo de bosques y lagos, vistos y pintados a lo largo de las distintas las estaciones del año. Su conocimiento profundo de la técnica, su sensibilidad artística tan afín a la de los artistas orientales y su mirada selectiva que sabe ordenar sabiamente la composición con escasos pero expresivos elementos le hacen merecedor de ser uno de los grandes del paisajismo nórdico de 1900.