Todos conocemos la polémica levantada en España por el sector empresarial, cuando se ha hecho público que el Ministerio de Trabajo pretende afrontar una reforma de las leyes que regulan las idemnizaciones por despido de un trabajador en España, muy favorable a los intereses de las empresas. Y mientras se mantiene este debate, asistimos en estos días a un escandaloso despido, que ejemplifica una vez más la doble moral de los dirigentes de las grandes empresas, que cuestionan medidas que afectan a los ingresos de sus trabajadores, mientras ingresan con absoluto descaro cantidades millonarias de dinero cuando de sus intereses económicos se trata.
La última en este sentido, ha saltado a la palestra con el cese de José María Álvarez Pallete, el hasta ahora presidente de Telefónica. Las cifras que se barajan para compensar el despido son mareantes y se sumarán al salario de 50,5 millones de euros que ha recibido por los nueve años que ha estado en el cargo. El despido se compensa con 45 millones, distribuidos de la siguiente manera:
1.- El pago de 4 anualidades de compensación que suman casi 24 millones de euros, en concreto 23.38 millones.
2.- Un paquete de acciones con una valoración de más de 9 millones de euros.
3.- Un plan de retribución e instrumentos financieros ampliados de algo más de 12 millones de euros.
Todo esto, a cambio de que el destituido se comprometa a no formar parte de ninguna compañía de la competencia durante dos años. Y teniendo en cuenta un dato que hace más escandaloso el asunto: El tipo finalizaba su mandato en el mes de abril y no había obligación alguna de renovar el contrato. Además durante el tiempo que ha estado al frente de Telefónica, las acciones en bolsa de la compañía han perdido en torno al 60% de su valor y se ha despedido a unos 2.500 trabajadores. No puede decirse, por tanto, que la suya haya sido una gestión precisamente exitosa.
Personalmente, me da igual lo que ocurra en las altas instancias de este tipo de empresas, ni me afecta en mi día a día, ni es un asunto de mi interés... Pero sí que me cabrea mucho el cinismo de quienes se mueven en ese mundo de las altas instancias financieras cuando recomiendan contención en los ingresos del resto de pobres mortales, mientras viven en su burbuja particular de lujo y dinero fácil. Y desde aquí quiero decirles que su doble moral es un asco.
Una última puntualización sobre el tema: El estado español ha comprado hace poco un paquete del 10% de acciones de Telefónica, que le ha convertido en el accionista mayoritario. Por tanto, un gobierno que se autocalifica de izquierdas ha dado su aprobación al despido y el despilfarro que significa. No sé a ustedes, pero a mi me resulta sorprendente.
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