lunes, 18 de noviembre de 2024

POESÍA: ABOLICIÓN


Vas a morir.

Has sido señalado por España.

Eres esclavo

de toda una nación.

Camina, hombre negro,

por la libertad del campo,

que tu hora final ya está fijada.

Vomitarás sangre

entre cientos de ciegos,

con tan hondas heridas

llorarás como un niño

pero será mayor el dolor

de sentirte solo.


Ya ocurrió tu tragedia

muchas veces:

otros negros como tú

eran quemados, apaleados,

escupidos, sólo por ser distintos.

Hombre negro con astas

y voz diferente,

los blancos vienen a por ti

para hacer arte.


Hijo del campo, tu cara triste

añorando las flores,

tu cuerpo retorciéndose,

tu grito a las estrellas,

serás su cuadro vivo.

A eso lo llaman arte,

a una boca agónica

jadeando y chorreando bilis.

España lleva tres siglos

criando sinvergüenzas.


Abrasarán tu pecho

visiones de margaritas

cuando a la arena

desierta de la muerte

la mire la tristeza

desde tus quietas

cuencas secuestradas.

Será como entrever el campo

por arriba del cielo,

habrá un temblor de todo,

locura del aire,

ya no querrás pensar,

tristeza y soledad

son madres de la muerte.

Pero no estás solo.

Cuando el frío te rompa

no estarás solo.


En esas gradas

ondeantes de cabezas

que ensucian con su pelo

el cielo de las aves,

los abolicionistas,

prestos a saltar contigo,

infiltrados en la turba,

exhaustos, llorando

y en la vibrante calle, pancartas, 

cientos de velas blancas

hinchadas al soplo de tu vida,

nosotros, toro, tus hermanos.


Marineros del barco

de la Libertad.

El suelo temblando

a nuestro paso como un cielo.

La libertad que te reclama

como hijo y exige

la abolición de tu sangría.


Majestad de la hierba,

levanta tu corona de astas:

Que no estás solo.

Eres el toro que camina mañana

andando sobre nosotros

(al fin de nuestra lucha

ya seremos prado).

Levanta la cabeza

entre los árboles,

escúchanos en el viento:

No estás solo.

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