Los mismos sentimientos de tristeza o desamparo que pueden sugerir las ciudades o los desnudos pintados por Egon Schiele se suscitan en Árbol otoñal agitado por el viento. Este árbol otoñal se presenta análogo a muchos de los cuerpos desnudos que dibuja el artista, que imprimió a este motivo paisajístico la misma angustiante desolación, la misma extrema gesticulación y la misma enfermiza languidez que muestran sus dibujos del cuerpo humano.
Aquí, el motivo vegetal asume evidentes rasgos antropomórficos. Sobre la cima redondeada de una colina, este árbol se erige en la soledad de un paisaje inhóspito. Su lánguida silueta, plegándose y replegándose sobre sí mismo. El curvado tronco emula movimientos exagerados de piernas y torso; sus movimientos parecen los de una danza frenética. La parte blanquecina del tronco actúa como la pierna de apoyo. La rama grande que se tuerce hacía la derecha parece una pierna extendida en el aire. En la parte superior; la forma cerrada de las ramas del centro recuerdan una cabeza , mientras que las ramas más finas de los lados representan los brazos levantados, que se enroscan en una mímica febril.
Este esquelético tronco representa la fragilidad de la naturaleza, pero también es símbolo del destino humano merced a continuos y caprichosos vientos. En definitiva, este pequeño árbol es una alegoría de la desprotección de las personas ante las fuerzas hostiles.
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