domingo, 10 de noviembre de 2024

POESÍA: SERES INVISIBLES


Los seres que contemplan

en la noche las pantallas

de sus televisores no respiran.

No se agitan. No arden, pero brillan.

Apenas aman, porque su corazón

se está ralentizando.

Necesitan ahorrar energía

y han aprendido a desear solamente

lo próximo, lo incompleto,

a amar en zapping y en zig-zag.

A tener orgasmos intermitentes

e inconexos,

en función de la publicidad.

Así completan un libro de bitácora 

nutrido y adecuado

para los mandos de su televisor, 

suficiente para una travesía

en pos de lo desconocido

que durará años luz. 

Y son felices.

Están bien. Hay muchas

rutas posibles, pero un único

sentimiento de satisfacción, 

proclaman. Y eso les compensa.

Y están bien. 

Frente a la oscuridad del universo. 

Mimetizados en la luz

de las pantallas, incorpóreos,

diluidos en el gran vacío

de las ciudades en las que viajan

a través del espacio, indetectables, 

invisibles tras las ventanas

que flotan, luz de la Tierra.

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