Si supieras que afuera,
atado a la orilla
del puerto quebrado,
hay una orilla quemante
como las aceras
azotadas por sol.
Que cuando el mar
toca la tierra
es como un desierto
al derrumbarse
y trae hierba encendida
para que ascienda
por las paredes,
aunque te des a creer
que el muro perturbado
por las enredaderas
es milagro de la humedad
y no de la ceniza del agua.
Si supieras
que el mar no es de agua
y no trae barcos
ni maderos,
sólo pequeñas algas
crecidas en el pecho
de hombres dormidos.
Si supieras que ese mar
es como nosotros
o como todo
lo que tarde o temprano
tiene que hundirse
en la tierra.
Puede que tú no sepas,
pero yo alguna vez
lo he visto:
hace parte de las cosas
que cuando se están yendo
parece que se quedan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario