Pasada la terrible sorpresa que me supuso ayer el estallido del caso de Errejón, hoy la indignación que siento no deja de crecer. Primero por el escrito que hizo público para comunicar su retirada de la política, donde no hace mención expresa a la causa por la que se ve obligado a presentarla ni pide perdón por el acoso y el maltrato sicológico a mujeres en el que ha incurrido y descarga en el entorno del tipo de sociedad en el que vivimos la principal responsabilidad por lo sucedido. Pues rotundamente no, Errejón. Para lo que has dicho en ese comunicado, mejor no haber dicho nada. Todos vivimos en el mismo tipo de sociedad, y eso no puede ser considerado como atenuante para justificar nuestras acciones individuales y descargar en ello nuestra conciencia. Ahora que ya existe una denuncia penal, tendrán que ser las instituciones correspondientes las que investiguen y decidan si el caso ha de terminar en los tribunales. Pero moralmente, el comportamiento de este hombre produce bochorno y debemos mostrar sin fisuras toda nuestra solidaridad y apoyo a sus posibles víctimas y darles todo el margen que necesiten para tomar las decisiones que consideren necesarias.
Otra cuestión está en las responsabilidades políticas. Personalmente, esto que ha ocurrido lo vivo como una verdadera traición, porque hablamos de un personaje que ha tenido cargos de responsabilidad e incluso ha sido cofundador de partidos políticos en los que en los últimos años he confiado, he dirigido mi voto y he considerado que representaban mi espacio ideológico y de pensamiento. Y en esas bases ideológicas tiene un papel fundamental el feminismo, la lucha por la igualdad y el respeto a la libertad de decisión de cada persona en todos los aspectos que afectan a su vida. Empiezo a escuchar con estupor declaraciones de gente que compartió cargos con Errejón y que también han sido líderes reconocidos de la izquierda en España, indicando que lo que ahora ha salido a la luz pública ya se sospechaba desde hacía años. Si esto es cierto ¿cómo es posible que no se hiciera nada? ¿No se trata de proteger a las víctimas y aislar al posible maltratador? ¿Por qué nadie ha movido un dedo hasta que una periodista ha hablado de que una mujer anónima le ha informado del acoso de este hombre?
Podemos, Más Madrid y Sumar han de depurar responsabilidades y ser absolutamente transparentes ante lo que está sucediendo, cualquier otra posibilidad me resulta impensable. Pero el daño que se ha hecho a la posibilidad de que exista un espacio político representativo a la izquierda del PSOE puede ser ya irreversible.
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