domingo, 8 de septiembre de 2024

REFLEXIÓN: TRES PREGUNTAS


Ocurre en ocasiones milagrosas e inolvidables ante determinado párrafo de un libro, con un cuadro, con la imagen de una película, con el sonido de un instrumento musical, con el arranque de un poema, con esa cosa infrecuente llamada arte. Es hacerte sentir algo profundo en tus sensaciones, en tu cerebro, en tu corazón. Te identificas tanto emocionalmente con lo que ha inventado otra persona, que te conmociona, expresa de forma luminosa o devastadora lo que alguna vez has sentido tú, que sientes la llegada de la emoción. No ocurre con frecuencia, pero te quedas fascinado cuando esto pasa, y el agradecimiento es infinito.

Hace mucho tiempo que no releo a Kafka; a Beckett, a Cioran, a Céline, a tantos ilustres especialistas en negación (lo hicimos con satisfacción y gratitud esas personas a los que ahora los modernos o los posmodernos, o la idiotez satisfecha, nos califican desdeñosamente de inútiles culturetas), pero vuelvo a removerme con intensidad cuando veo en el periódico para el que trabaja la viñeta que publicó El Roto el 1 de septiembre. Un hombre, en posesión de un cuaderno y un rotulador, fija su mirada en el frente o en el vacío mientras que se pregunta: “¿Qué ha pasado? ¿Dónde estoy? ¿Qué hago aquí?”. Es él en el primer día en su retorno al trabajo, algo que convierte en puro arte. Es la lucidez, la ferocidad, la amargura, el sarcasmo, la inteligencia, la libertad. Qué lujo y qué consuelo tenerle ahí todos los días. Porque durante el tiempo en que este hombre estuvo de vacaciones, los que pretenden dirigir nuestras vidas nos quisieron arrebatar nuestro derecho al descanso físico y mental, alejarnos de la paz social y contaminarnos con el virus con el que intentan envenenarnos la vida. Pero en realidad son puro humo, la nada hecha griterío, confusión e inquina. Esas tres preguntas de la viñeta de El Roto, nos las deberíamos estar haciendo siempre: queremos estar, pero no de la manera que quieren que estemos. Queremos saber lo que ocurre, pero no nos gusta cómo se hacen las cosas. Y queremos contribuir, pero de forma positiva y sabiendo que lo que hacemos contribuye a tener un mundo mejor y más justo. 

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