Ya no hay lucha de clases,
así que ya no hay lucha
de unos contra otros.
La Historia la extinguió.
Ahora la contienda
es de todos contra todos,
cada cual se atrinchera
detrás de sus miserias.
El capitalismo al fin
lo ha conseguido,
por fin lo han logrado,
los que manejan
los resortes del poder
en el planeta
y siempre quedan al margen
del cisma que acontece.
Perduran en los siglos
portando las antorchas
que encienden a la plebe
dispuesta a ser rebaño
pulsando los resortes
que estallan en sus vidas.
Ese selecto grupo algunos dicen
que es un cuento de viejas
mil veces repetido,
que son bulos inventados
para explicar las frustraciones
de masas que no tienen salida.
Pero ahí están cual acorazado
que atraviesa las guerras
sin sufrir daño alguno,
con una conjura de silencio
que les impide sufrir
las terribles consecuencias
de lo que planifican.
no es más que es un chisme
de la desesperanza
que esparcen los más necios,
los más necesitados;
rumores que se cuentan
a la luz de las ratas
para el consuelo antiguo
que tanto fruto ofrece.
Los verdaderos dueños del poder
y custodios del sistema
saben manejar muy bien los hilos
y cerrar el círculo del que nadie
ha podido ni podrá escapar nunca.
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