HISTORIAS MÍNIMAS: EL MERCADILLO

Cuando Floren Rabanero multó a algunos puestos del Mercadillo del Agricultor, una lluvia de hortalizas pochas casi acaba con su carrera de inspector sanitario; lo impidió la pericia del cirujano que extrajo la metralla vegetal de sus órganos vitales. En la actualidad, inspector y cirujano pueden apreciarse en sendos bustos que homenajean sus respectivas memorias; aunque, los días de mercadillo, una lluvia de huevazos mancilla los dos semblantes y es preferible alejarse o acudir con la nariz pinzada: los agricultores lanzan huevos podridos.