Recibes la confirmación,
ya es oficial.
En el censo
conservas tu nombre
y tu número de identidad,
pero ya no eres el mismo.
Porque todo lo demás
ha cambiado
desde el momento
en que cambia
tu situación personal.
Se borra tu dirección
de años
y te preguntas
por su huella,
un mar
de dígitos culpables.
¿Eres lo que dicen
los documentos oficiales?
Nunca lo has sido,
pero ni tú mismo
sabes quién eres
hasta que ese yo desvanecido
empieza a construirse
en otro sitio.
Lo sencillo que parece
el proceso para el mundo
de la burocracia
y lo difícil que puede
llegar a ser en realidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario