Me arrancaré los aguijones
seré abrazo de pan,
de leche tibia, para hacerme
bálsamo de pesadillas,
lumbre de llama.
Cruzaré bahías,
sabré alejar a los tiburones
de dientes luminosos.
Vigilaré el entorno
llamando
a las bestias nocturnas
en las noches oscuras
para que me sobrevuelen
con su pecho de plata,
igual que una llama viva,
y me aúllen los secretos
sagrados del bosque.
No sé aún si a estas
alturas de la historia
compartirás la misma idea
o seremos
extraños sin consignas
en un mundo encaminado
al sin sentido.
Intuyo que no hay respuestas,
donde no vaguen
la confusión y hasta el hastío.
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