miércoles, 3 de julio de 2024

REFLEXIÓN: SER NORMAL


¿Qué es ser una persona normal? ¿Quién puede considerarse a salvo de tener alguna limitación física o intelectual? ¿En base a qué se puede decidir si una persona está capacitada o no para realizar una determinada tarea? Estas preguntas vienen a cuento a raíz del primer debate de la nueva disputa electoral entre Joe Biden y Donald Trump por alcanzar la presidencia del país más poderoso del mundo. Muchos se han alarmado al constatar que en Estados Unidos tendrán que escoger entre dos personas con limitaciones evidentes. Uno de ellos arrastra las carencias físicas y cognitivas de la ancianidad. El otro, las carencias típicas que conlleva la amoralidad y el cinismo. Pero en este debate hay una confusión profunda: ¿en qué momento los demás nos creímos perfectos, saludables, normales? ¿Por qué extraña combinación de ignorancia y autosatisfacción catalogamos de capaces o incapaces a los demás sin tener en cuenta nuestras propias limitaciones? ¿Somos pocos los que creemos que Joe Biden con su fragilidad senil es el mejor rival contra la soberbia petulante de Donald Trump? La discapacidad es, sin duda, la característica principal del ser humano. El problema es la facilidad con que distinguimos la de los demás, a la vez que asumimos como normal la nuestra. 

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