La distancia es relativa
cuando se analiza
desde un continente
en gran parte
vacío de contenido,
también lo son
los obstáculos.
La espera es una cifra
par o impar,
que crece a medida
que se recorre el camino.
La angustia brota
desde un hemisferio
donde son casi imposibles
lo justo y lo correcto.
Son miles de kilómetros
para huir de un mundo
sin futuro
en un itinerario
siempre en precario
hasta llegar a nosotros,
peligroso viaje
donde muchos sucumben
y en la meta se descubre
que no hay paraíso.
Y en este marco terrible
resulta asombroso
ver que los que consiguen
asentarse salen adelante,
no hay mayor fuerza
para mover el mundo
que la voluntad humana
cuando azota la desesperación
y se vislumbra una esperanza.
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