Pensaba
que hay cosas
a las que nunca
podría acostumbrarme,
pero sí.
Uno llega a aprender
que es necesario
arrancarse el rostro
que tenía impreso
desde hacía años,
a dibujar bajo la frente
una nueva mirada
y guardar los ojos
en la nuca
para no olvidar
esos errores
que no deberían
repetirse
porque nunca
estás a salvo
de volver tropezar
en la misma piedra.
Y partir
partirse
fragmentarse
vivir con grietas
hasta que se vayan
cerrando
poquito a poco
con las nuevas
experiencias
con que la vida
te vaya sorprendiendo.
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