A mi me gusta
la gente que se gana
mi respeto, pero no
de una forma común
como puede gustarme
un buen libro
o un buen vino.
A mi esa gente
me gusta
de otra manera
más bien caótica
e impuntual,
más salvaje y profunda.
Como al revolucionario
la revolución,
como al niño el recreo.
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